Ferrera escribe una nueva página en su 25º aniversario

Y tras dos años de espera, llegó el fin de esta, más que esperada, edición de La Feria del Toro que se da en San Fermín y ¿qué quieren que les diga?, pues que, en mi humilde opinión, el cierre elegido este año es un broche de oro a este serial de tanta personalidad como es Pamplona.

Que hay muchas voces en contra de “las encerronas de Ferrera…”, que si “otra vez Ferrera en solitario…” pues miren ustedes: SÍ y ojalá muchas más.

Porque, por un lado “para gustos los colores”, es decir, que quien no quiera verlo pues que no lo haga, así de simple. Y al ¿por qué lo hace?, pues para empezar porque puede, para continuar porque le apetece, además es una maravillosa forma de celebrar su 25º aniversario de alternativa y para terminar lo hace con Miuras y donando sus honorarios a la Casa de la Misericordia, pues repito ¿ qué quieren qué les diga? pues que venga otro y empate, me parece una loable gesta y un ejemplo - el de sus honorarios- que debería cundir por esos lares del escalafón. Dicho esto, pues al “meollo” de la tarde para quien guste leerlo.

Arrancó el paseíllo y fue recibido con una calurosa ovación por parte del público asistente, no se olvidó Ferrera de invitar a su cuadrilla a salir al albero para compartir tan bonito gesto, poniendo la plaza en pie por primera vez en esta señalada tarde. Una tarde, en la que el extremeño, ha hecho historia escribiendo una nueva página de la tauromaquia (guste o no). Hemos podido disfrutar de un Ferrera cargado de temple, de oficio y, sobretodo, emoción y entrega, estas últimas cualidades a raudales. Ha sabido ver y llevar a los Miuras y su particular forma de ser y comportamiento. Ha conseguido que la tarde, pese a no ser brillante, no cayera en el aburrimiento y la nada, muy al contrario ha sabido mantener la expectación durante toda la corrida y eso no es poca cosa ni mucho menos.

Sale el primero de la tarde, marcando y reconociendo sus terrenos el morlaco, incluso amaga con realizar una “visita” al callejón. Lo recibe Ferrera, con un precioso capote de seda en verde hoja para la ocasión. Buen tercio de varas, el protagonizado por Antonio Prieto, en esta corrida que supone su despedida. Discreto tercio de banderillas. Ya en la muleta, se muestra un animal que, aunque noble, no da opciones al extremeño pese a que lo intenta -sobretodo por el pitón izquierdo- pero sin éxito, áspero en su embestida y nulo de humillación. De forma acertada decide abreviar faena y remata de una estocada y descabello. Silencio.

En segundo lugar, sale un ejemplar de correr nervioso y algo distraído que tampoco deja mucho lucimiento al capote. Tras un discreto paso por el caballo, merece mención especial la actuación del genial Fernando Sánchez en banderillas, simplemente cumbre lo de este torero de plata. Ya muleta en mano, se muestra Ferrera inmerso en un enorme halo de temple y tranquilidad, dejando tandas de gran calidad a un ejemplar que sabe ver y darle las distancias y alturas necesarias para construir una, muy cuajada, faena que ha ido de menos a más. Certera estocada tras un pinchazo y una oreja de peso a su buen hacer.

Suave inicio de faena a la muleta en el tercero de la tarde, ante un animal de complicada entrada a la franela. A base de una gran perseverancia y paciencia, consigue el extremeño ir sometiéndolo - evidentemente hasta donde le permite la genuina condición Miura-, pues el morlaco complica cada vez más su lídia, se muestra tosco, distraído e incluso con muestras de cierta mansedumbre. Abrevia Ferrera, que pincha hueso en varias ocasiones. Silencio.

Sale el cuarto con fuerza, aunque su corta embestida no permite lucimiento al capote, tampoco son los Miuras dados a dicho lucimiento por su condición. Sale el morlaco muy suelto del caballo y tampoco permite un excelso tercio de banderillas. Ya muleta en mano, comienza de nuevo Ferrera la faena con extrema suavidad y muchísimo oficio, a base de tenacidad y temple el extremeño va girando las tornas de este animal, al que va sacando magníficas tandas cuando nadie apostaba por ellas. Rubrica la faena , con su personalísima forma de ejecutar la suerte suprema encaminándose hacia el morlaco y rematando de una estocada entera aunque baja, por lo que necesita de varios descabellos, perdiendo de este modo mayores trofeos. Ovación a su gran actuación.

“No hay quinto malo” dice el refrán, pero tampoco significa que todos sean magníficos ni mucho menos. En este puesto sale un ejemplar que pronto comienza a dar muestras de su escasez de fuerzas. Se pasa, casi de puntillas, por el tercio de varas y banderillas, pero el animal es un quiero y no puedo. Esto se evidencia más en la muleta, donde Ferrera, aún manteniendo esa suavidad, oficio y temple que ha predominado toda la tarde, no consigue que el animal vaya a más, pese a ser un ejemplar con una embestida algo más suave y con ganas, las fuerzas no le acompañan. Tampoco ha ayudado el fallo en los aceros del extremeño, por lo que es silenciada su labor.

Sale un sexto echando las manos por delante. El mismo Ferrera protagoniza el tercio de varas y lo hace colocando un buen puyazo, a continuación realiza un bonito quite por chicuelinas. Ya en la muleta, realiza el primer brindis de la tarde (al público asistente). En la muleta, continúa el morlaco con su imposible condición falta de entrega, sin embargo el extremeño, lejos de amilanarse pone la entrega que le falta al animal y lo intenta todo con él, aunque sin mucho resultado. Rubrica de una certera estocada con la que remata una tarde de oficio y entrega recibiendo una oreja que le abre por fin la puerta grande.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Pamplona (Navarra). Último festejo de la Feria de San Fermín 2022. Toros de Hijos de Eduardo Miura, de hechuras y comportamiento muy en el tipo de la casa.

Antonio Ferrera: con terno verde esmeralda y oro. Silencio, una oreja, silencio, ovación, silencio y una oreja.

Álvaro de la Calle: (primer sobresaliente) con vestido verde hoja y oro. 

Fotos: @Enfoquetaurino