#HUELVA.- 1ª FERIA

Daniel Luque y Morante de la Puebla embelesan Huelva en el arranque de las Colombinas

El diestro sevillano y el genio de La Puebla salen a hombro tras cortar cuatro orejas y un rabo y tres orejas, respectivamente, mientras que Aguado se topa con el peor lote de la tarde
viernes, 29 de julio de 2022 · 19:56

Con gran expectación arrancaba la feria de Colombinas. Y había motivos para ello: una extensa feria con seis tardes inaugurada por un gran cartel natural de Sevilla. Tres cuartos de plaza acudían a una cita cuyos nombres levantaban el runrún en las tertulias previas a la corrida. Morante ocupaba los primeros titulares, el éxito de Daniel Luque en la presente temporada lo continuaba y la clase de Aguado completaban unos diálogos que no veían la hora de ver abrirse la puerta del patio de cuadrillas. Para remate, las tres figuras llegaban en carruajes manolas a la plaza. Y en ese orbe de ilusión sonaban los clarines con los tradicionales 5 minutos de retraso en el reloj de La Merced. Minuto de silencio tras el paseíllo por las dos ausencias de este año: El Litri y José Luis Pereda, padre del actual empresario del coso que, precisamente, hoy celebraba los 38 años desde que se reinauguraba aquel año de 1984.

Salía al ruedo Morante, con el que se agotan los adjetivos. Y no porque fuese su mejor tarde en cuanto a torear se refiere, pero dio un recital de torería, de SU torería. El genio de La Puebla vino a crear una faena de arte con una inspiración que Huelva hacía tiempo que no veía. Paró con el capote dibujando bellas verónicas, finalizando con un remate que calentaba a los tendidos. No tuvo un buen adversario para su faena. De hecho, si la tarde cumplió las expectativas no fue por el ganado. Y es que, donde hay toreros que de verdad valen y quieren, ya puede no valer la tarde que en esa plaza se ve toreo. Solo el ver como hacía suyo el ruedo era para disfrutar. Brindis al cielo en honor al reciente fallecido maestro de la tierra El Litri. Con la muleta dejó buenas sensaciones ante un toro noble y espeso, con naturales profundos por el pitón derecho, variando en sus lances de muleta con molinetes. Morante demostraba estar muy por encima de su rival, que no le acompañó. Los tendidos se preguntaban qué hubiese ocurrido si le llega a salir un astado con juego.

 

 

Pero su arte llegaría con el segundo de su lote. A pesar de no volver a tener toro, el genio (porque no hay otro calificativo) deleitó a los tendidos con su más puro sello. No veía la faena hasta que alguien del tendido soltó un comentario que no llegó a entenderse pero que sirvió para destapar la magia del diestro. Bendito aficionado que sacó a relucir al Morante por el que vamos a la plaza. Puso al toro frente aquel tendido de donde provino el comentario y realizó una faena de la que se hablará durante semanas y hasta meses. Acortando, arriesgando y con pases muy ceñidos para terminar de rodillas y homenajear al maestro onubense. Cada pase de calidad miraba a ese aficionado para recordar que, si le llaman genio, es por algo. Morante, y sobra todo lo demás.

La expectación culminaría con el segundo de la tarde. Buen toro de Domecq, el mejor de la tarde sin ninguna comparación, al que recibió Luque con excelentes verónicas y rematando con luquesinas. Se sintió cómodo desde el primer momento y supo que podía hacer una gesta. Por ello, no lo pasó mucho por el caballo, quedando algo crudo el astado y comenzó la faena de muleta. Entrega, raza, pasión. Qué manera de torear la del diestro que puso el listón muy alto. Toreaba por ambos pitones bajando mucho la mano, con profundos naturales y rico juego de muleta. El público vio el binomio sobre el ruedo y no se demoró en pedir el indulto; excesivo, quizá, aunque indudable la calidad del animal. Al tomar la espada, el presidente mostró el pañuelo naranja y Juan Pedro vuelve a indultar por segunda feria consecutiva.

Más complejo se lo pondría el quinto de la tarde. Un toro cuya visión se notaba afectada por el pitón izquierdo, por donde llegó a coger a Daniel Luque en un lance donde el torero quiso parar más el tiempo de la cuenta. Cayó de pie pese al infortunio y, aunque doliéndose de la mano, volvió al animal. Tras el caballo, el Domecq volvió a avisarle en más de una ocasión que por el izquierdo no iba a conceder, pero Luque es maestro y supo encauzar al astado. El natural de Sevilla dominó a su adversario por el pitón derecho, sometiéndolo hasta tal punto que fue entonces cuando cambió de pitón y le exprimió pases por un izquierdo que parecía indomable. Faena de torero maduro que se premió con las dos orejas, rematando una tarde pletórica para Daniel Luque.

Por último, Pablo Aguado. Qué pena la nula fortuna de este diestro que, aunque quiso salir con fuerza, no hubo rival en ninguna de las dos oportunidades. Tras el indulto, Aguado paró a su primer toro con chicuelinas y verónicas para rematar con dos buenas medias. Con la muleta, quiso exprimir con elegantes naturales, pero el animal no quiso ser partícipe. Tercero flojo y prácticamente nula transmisión. Pablo seguía intentando sacar agua de un pozo que estaba más que seco.

Y, si poca fortuna hubo en el primero, menos se encontraría en el segundo y último de la tarde. Toro venido a menos, flojo y sin juego. Dos buenas verónicas fue todo lo que le pudo sacar al animal. Entrega y compromiso que no se vio correspondido por el astado. Y, por si fuera poco, la espada terminó de certificar que no era su tarde, llegando a escuchar un aviso.

En definitiva, una tarde de gran expectación, satisfecha por los toreros, insaciable por el ganado del que se salva el segundo de la tarde, premiado con el indulto; ay, Huelva… Pero, en líneas generales, solo por la actuación de Daniel Luque a ese gran Domecq y ese genio de La Puebla demostrando por qué Morante es Morante, mereció la pena acudir a la plaza de La Merced para vivir un arranque de Colombinas que ojalá y deseemos que siga en ascenso.

 

Plaza de toros de Huelva.- Primera de Feria de Colombinas. Se lidiaron toros de Juan Pedro Domecq, bien presentados y de buen juego en conjunto. El segundo de la tarde, Manzanillo de nombre marcado con el número 177 y de 475 kilos fue indultado, para Morante de la Puebla, Daniel Luque y Pablo Aguado.

Ficha del festejo:

Morante de la Puebla, oreja y Dos orejas

Daniel Luque, indulto y dos orejas

Pablo Aguado, ovación y silencio 

Incidencias: Se guardó un minuto de silencio en memoria de Miguel Báez 'Litri' y Jose Luis Pereda. Saludaron en banderillas Juan Contreras, Iván García y Alberto Zayas.

Fotos: Arjona

 

TORO A TORO

Abreplaza para Morante de la Puebla que vino a La Merced con ganas de dejar su sello. Recibió de capote dejando 3 verónicas y una media que ya dejó con buen sabor de boca. Tras pasar por el caballo, culminó con el capote con otras dos verónicas y un remate que levantaba expectación en los tendidos. Morante venía inspirado y así lo certificó con la muleta. Solo el verlo gustaba. Protagonizó la faena por el pitón izquierdo ante un Domecq que se daba rápido la vuelta, teniendo que ejecutar el diestro muletazos profundos. Naturales, molinetes... el maestro de La Puebla ofreció un variado repertorio con el que demostraba la superioridad ante un adversario que no quiso colaborar en la faena. Una pena, porque Morante venía dispuesto. Finalizó con una estocada que tumbó rápido al abreplaza. Oreja a la entrega de Morante ante un espeso Domecq.

Turno para Daniel Luque que insonorizó el coso onubense con el capote. Serie de verónicas templadas muy quieto en el sitio para parar al astado. Qué manera de torear a un animal obediente que embestía repetidamente. Palmas al unísono al lío formado por el diestro para comenzar la lidia. Buena arrancada al caballo, pero no terminó de verse al animal como para el resultado posterior. Pero lo mejor vendría en la muleta. Luque era dueño y señor del ruedo. Por ambos pitones, el diestro exprimió a un gran Domecq que embestía noblemente. La afición fue unánime: pedían el indulto. Y es cierto que la pareja sobre el ruedo formó una composición digna de enmarcar, pero es un nuevo indulto para estudiar en frío. Sea como fuere, Huelva disfrutó de una faena para el recuerdo. Dos orejas y rabo a la magnífica composición entre Daniel Luque y un gran segundo Domecq.

La tarde estaba caliente. Público metido en el cartel y mucha clase sobre el ruedo. Y así lo supo Aguado, que paró al animal con chicuelinas, prosiguiendo con naturales muy templados, alternando de nuevo con alguna chicuelina y rematando con dos medias de arte. De nuevo, breve paso por el picador y brindis a los medios. Sin embargo, desde los primeros compases con la muleta, se veía que las fuerzas del animal serían escasas. Mejor que el primero pero, por supuesto, mucho menos que su hermano segundo. Comenzó a media altura y, poco a poco fue bajando. Variado juego de muleta con nula colaboración desde el primer momento por parte del toro. Aguado lo intentó, pero la faena estaba hecha. El ganado ponía al ecuador de la tarde una de cal y otra de arena. Certero en la suerte suprema, Pablo Aguado recogió la ovación de los tendidos que reconocieron las ganas del diestro.

Para el cuarto de la tarde, Morante vio la faena antes de comenzar. Volvió a inventar con el capote para parar al animal, pero rápidamente negaba con la cabeza. No había toro. Con el primer muletazo por alto, el animal se fue al suelo. Una queja desde el público despertó al de La Puebla, que hizo la faena delante del aficionado. Acortando distancias con pases muy ceñidos, arriesgando. Último quite homenajeando al maestro El Litri. Cuando no hay toro y el maestro quiere, hay faena. Morante y queda todo dicho. Dos orejas a un genio que encandila a Huelva.

Quinto de la tarde para Luque que, en el capote, demostró que el animal tenía problemas de visión por el pitón izquierdo. Toreaba lento con el capote; tanto, que quiso templar tal verónica por el izquierdo, que el animal le cogió. Dos pases por el pitón terminarían por corroborar la nula visión del Domecq que puso en aprietos al diestro en sus cites. Con la muleta, clara faena por el pitón dominante. Naturales profundos con los que domó al quinto hasta el punto de arrancarle buenas series por ese indómito pitón izquierdo. Qué raza, qué entrega la de este torero que finalizó la faena de nuevo por el derecho, terminando de embolsarse a Huelva. Estocada trasera pero que valió para cortar dos orejas.

Para el sexto ya estaba echada la suerte. Pablo Aguado se llevó el peor lote de la tarde. Sexto flojo, sin juego. El diestro sevillano no encontró fortuna pese a querer sacar aunque fuese un mínimo. Se arrimó, arriesgó, pero no fue suficiente. Ni siquiera hubo suerte en la suerte suprema. Varios pinchazos hasta escuchar el aviso. Tomó el descabello y ni por esas. Aguado se marchaba en silencio de Huelva con un mal sabor de boca que también se marchaba los tendidos en una tarde completa.