#LASVENTAS

Un regreso esperanzador en medio de un bochorno presidencial

David Galván y Espada, recibieron sendas ovaciones
domingo, 3 de julio de 2022 · 21:48

Volvía Gómez del Pilar al ruedo venteño tras la grave cogida que le propició un astado de José Escolar en este mismo ruedo, fue acabar el paseíllo y los aficionados, que cada vez quedan menos, sacaron y obligaron a saludar una cerradísima ovación. 

Los aficionados respondieron y, ahora, era el turno de Noé. ¡Y qué tarde nos ha ofrecido! En su primero, se fue a la puerta de chiqueros, al igual que aquella tarde isidril donde fue prendido… No debe ser fácil ir hacia aquella puerta y que no afloren en tu cabeza los recuerdos del pasado. Vaya mérito. Aunque manseó su oponente en los compases iniciales, supo sujetarle el madrileño en la faena de muleta. Brindó al Doctor Don Máximo García Padrós, detalle de torero honrado. Tras ella, citó al animal en los medios con rodilla en tierra para torearlo. Y sí, sí, dijo que torearlo porque fue lo que hizo, no se delimitó a pasarlo de un lado a otro del engaño, sino a encajarse en los riñones y ofrecer un toreo de mano bajo. ¡Qué gran tanda! Pero lejos de quedarse ahí, recetó otra tanda del mismo calado, de rodillas, pero, que fue superior. Toreo hondo, profundo… Madrid cayó rendida a su toreo y se puso en pie. Completó su faena, con una medida más que acertada, con un toreo serio y encajado, por momentos hasta relajados y dibujando trazos de muletazos que nunca habíamos visto en él en una plaza de tanta importancia como es la de Madrid. Tenía premio la faena, posiblemente se le hubieran pedido las dos orejas, pero la espada jugó una mala pasada y se esfumaron los trofeos.

Noé Gómez del Pilar quiere ser torero. Le da igual el precio que tenga que pagar, él, está dispuesto a todo. Y así lo demostró en el quinto, yendo de nuevo a la puerta de chiqueros y planteando una faena de torero maduro ante un mansito que quería huir constantemente en los primeros tercios pero que en la muleta de Noé no tuvo más remedio que quedarse. Todo ello, gracias al buen planteamiento de faena, unas primeras tandas consintiéndole al animal, para después, cuando lo tenía encelado en los engaños, apretarle. El calado de la obra no fue el mismo que el anterior, pero un espadazo en todo lo alto hicieron sacar los pañuelos a los asistentes y el presidente otorgó una oreja. Oreja, que Noé, recogió, pero no paseó; una muestra más del corazón que posee, y de quien sabe, que esa oreja no merecía estar en sus manos. Mis respetos ante usted, torero.

 

 

Y hablando del usía, vaya tarde de nulo criterio y de falta de sensibilidad. Fue protagonista prácticamente desde el inicio. Sí, devolvió al primero de la corrida de José Enrique Fraile de Valdefresno, pero tras continuas y exuberantes protestas, con razón, del aficionado. Ese que defiende constantemente el rigor, no olvidemos, de la primera plaza del mundo. Pero es que, lejos de ese “mini acierto”, tuvimos que soportar a otros dos animales no aptos para la lidia en medio de reiterativas protestas pero que el presidente no atendía. Incomprensible como se puede mantener en el ruedo a un animal que no coordina los cuartos traseros y que repetitivamente cae al suelo y a otro que desde su paso por el caballo cojeaba con asiduidad. Lamentable espectáculo, bochornoso, como la tarde hoy…

Esto, sumado a la oreja, que concedía porque así le pareció al presidente, pudo provocar un altercado entre los que presenciaban el espectáculo. Los aficionados, que cada vez hay menos porque los echan fuera de las plazas, que estaban en su mayoría en el tendido 7, tuvieron que soportar calumnias y vejaciones por partes de diferentes sectores de la plaza por el simple hecho de no tener el mismo punto de vista. Señores, esto, se nos va de las manos, y hay que cortarlo cuanto antes, no puede ser que, en Madrid, pase lo que pase, los aficionados siempre sean los culpables de todos. 

Volviendo a lo sucedido en el ruedo, David Galván mostró un sello propio que se vislumbró nada más empezar la tarde con un ramillete de verónicas, de mentón hundido, y de lances armoniosos que calaron en el respetable. Su faena, estuvo basada en la pureza y la colocación, queriendo torear con una pasmosa naturalidad y ofreciendo el pecho al toro. Sublimes fueron los derechazos, tres o cuatros derechazos, con un gusto y sabor de los que ponen a todos de acuerdo. Pero como a Noé en su segundo, la espada le robó la petición de oreja. En su cuarto, prácticamente quedó inédito, a pesar de la disposición y el querer hacer siempre las cosas por derecho, pero la invalidez del animal que tenía delante espolvoreaba todo. Tarde de dimensión importante del gaditano, que tuvo con lidiar con sus dos toros, un presidente incompetente y un público alborotado. 

En cuanto al diestro que cerraba cartel, Francisco José Espada, pasó con más pena que gloria en su segunda tarde de la temporada en Madrid. En el tercero, no terminó de encajarse y de mostrar la seguridad propia de un torero, dejando su paso por discreto... En el sexto, toro que recordemos que tendría que haber sido devuelto, aprovechó su recorrido de un lado a otro de la muleta mientras que los aficionados protestaban y el público le jaleaba cada derechazo como si aquello estuviera siendo una conjunción.

Señores, Madrid es Madrid, y hoy un torero volvía del hule y demostró que tiene mucho que decir en este mundo tan extraño pero querido de la tauromaquia. Y al igual, también se demostró que hacen falta que los que presiden un festejo tenga, al menos, una poquita de afición y miren por el bien de la fiesta. El daño, nos lo estamos dando nosotros mismos.

 

 

Plaza de toros de Las Ventas. Un cuarto de entrada.- Toros de José Enrique Fraile de Valdefresno: 1° devuelto por inválido; 1° bis (Montealto), falto de empuje y protestón: 2° bravo y con clase; 3° con más empuje que fuerza; 4° inválido mantenido en el ruedo; 5° manso, con carencias; 6° no apto para la lidia tras lesionarse en el inicio y que no fue devuelto, para David Galván, Gómez del Pilar  y Francisco José Espada.

Ficha del festejo:

David Galván, saludos y silencio tras aviso

Gómez del Pilar, saludos tras aviso y oreja

Francisco José Espada, silencio y saludos tras aviso

Fotos: Muriel Feiner