#ELPUERTO
Escribano con tres orejas y Morilla con dos salen a hombros en El Puerto de Santa María
Rubén Pinar se llevó los dos toros con menos posibilidades de los hierros de Adolfo Martín y CuadriTurno para el festejo de carácter torista en la variada y rematada Temporada de Verano 2022 en la Plaza Real de El Puerto de Santa María. En esta ocasión se enfrentaban en desafío ganadero dos de las divisas más prestigiosas del panorama taurino, como Adolfo Martín y Cuadri. Para su lidia hacían el paseíllo Manuel Escribano -que reaparecía de su lesión en el sóleo-, Alejandro Morilla y Rubén Pinar.
Un inteligente Escribano le corta la primera oreja a un Cuadri de derechas
Llevaba el hierro de Cuadri el primero de la tarde, que salió un pelín incierto hasta que lo fue sobando con el capote Escribano. Acudió al jaco con empleo en el único puyazo que tomó. Fue la cuadrilla de Escribano quien colocó banderillas debido a la lesión reciente de la que salía el de Gerena. Anduvo inteligente con la muleta para aprovechar el buen pitón derecho. De menos a más hasta que se puso al natural y el toro no quiso líos. No le sobraba la fuerza, y se fue a la diestra Manuel para reservarse la tanda más profunda al natural y que aquello llegase arriba. Anduvo fino con el acero y paseó la primera oreja.
Alejandro Morilla pone el corazón por delante para pasear la oreja del segundo, de Adolfo
Alejandro Morilla se fue a la puerta de chiqueros para recibir al segundo, de Adolfo Martín, al que le pegó después lances animosos. Acudió dos veces al caballo el animal, con emoción. El quite de Rubén Pinar fue sólo una media, pero magnífica. En los medios comenzó su labor, con péndulos y con mucha entrega, extrayendo los mejores pasajes por el pitón derecho de un buen toro de Adolfo. Pegó muletazos largos y con mucho sentimiento. Al natural bajó un poco el tono, pero una estocada en buen sitio le valió una oreja.
Rubén Pinar abrevia con un Cuadri de pocas opciones que salió en tercer lugar
El tercero, basto y serio, llevaba también el hierro de Cuadri, y se comportó de forma tan sosa como auguraban sus hechuras. Le costó trabajo acudir al caballo, pero más aún le costó cada arrancada a la muleta de un Rubén Pinar que quedaba inédito por incomparecencia del de Cuadri. Abrevió y se premió su voluntad con palmas.
Escribano se abandona a la bravura y la clase de un excepcional Baratero de Adolfo
Baratero, que así se llamaba el cuarto de la tarde, de Adolfo Martín, fue un gran toro, digno de la reata que marca su nombre. Le ajustó las verónicas Manuel Escribano en el saludo, justo antes de que se fuera a empujar con entrega y fijjeza en el peto. Fue bravo Baratero, al que Alejandro Morilla quiso quitar por verónicas, rematadas con una airosa media. Con la muleta fue el momento de Escribano, en una de sus mejores faenas. Abandonado a la profundidad y la clase del animal, fue todo por abajo, al natural y con un temple y un abandono dignos de reseña. También con la espada brilló el de Gerena, que se llevó las dos orejas de un toro que fue premiado con la vuelta al ruedo en el arratre.
Oreja para Alejandro Morilla de un quinto de Cuadri con celo y con codicia
Bien presentado estaba el quinto, de Cuadri, que acudió con codicia en los percales y con entrega en el jaco. Con la muleta tuvo inteligencia Alejandro Morilla con el animal, y le ofreció soluciones siempre a la falta de finales que deslucían el conjunto de una faena bienintencionada. Anduvo con solvencia con el animal y, tras una estocada de mérito, paseó una oreja más, que le abría la puerta grande.
Pinar hace el esfuerzo con el sexto para saludar una ovación
El sexto llevó el sello de Adolfo y demostró buena condición en un principio, tanto en el capote de Rubén Pinar como en el caballo, donde empujó con los riñones. Sobresalió en banderillas Ángel Otero, ovacionado tras dos pares de gran exposición. Hizo el esfuerzo Pinar, muy dispuesto y con mucha entrega ante un toro que no tuvo el empuje de los anteriores de su hierro. Una estocada efectiva, pero de efectos retardados, no fue suficiente para que el albaceteño cortase una oreja y debió conformarse con una ovación.
Plaza de toros de El Puerto de Santa María, Cádiz. Cuarta de abono. Corrida de toros. Casi un tercio de plaza. Toros de Adolfo Martín y Celestino Cuadri. De buen pitón derecho el feble primero; emotivo y con entrega el segundo; un mulo sin virtudes el espeso tercero; bravo, entregado y con mucha clase el extraordinario cuarto, de vuelta al ruedo; codicioso y con empuje el serio quinto; simplón y sin empuje el sexto.
Ficha del festejo:
Manuel Escribano, oreja y dos orejas.
Alejandro Morilla, oreja y oreja.
Rubén Pinar, palmas y ovación.
Incidentes: Antonio Ocañas saludó en el segundo, tras un par de banderillas de gran exposición. En el quinto saludó Francisco Javier Ramos. En el sexto saludó Ángel Otero.
TORO A TORO
Aguantó Manuel Escribano ante un astado de Celestino Cuadri que no se lo puso nada fácil. Reservón y orientándose, al que el sevillano supo manejar. Mató de gran espadazo. Leves pitos al toro en el arrastre y una oreja para Escribano.
Oreja de ley la conseguida por un Alejandro Morilla que volvía a hacer el paseíllo en “su” plaza tras varios años de ausencia. Se fue a portavayola y manejo con oficio las complicadas embestidas del de Adolfo Martin. La mala posición de la espada privó al portuense de asegurarse la puerta grande. Se desmonteró tras el tercio de banderillas Antonio Ocaña
Tuvo que abreviar Rubén Pinar ante un parado toro de Celestino Cuadri. Pitos al toro en el arrastre y leves palmas para el matador albaceteño
Refrendó Escribano con la espada una gran faena, en la que el de Gerena, supo entender a la perfección al de Adolfo Martin. Tardó en caer, pero ello no impidió que pasease las dos orejas del astado. Dos orejas para Escribano y vuelta al ruedo al toro
20 corridas de toros, eso es lo que parece que lleva toreadas el bueno de Alejandro Morilla, quien supo entender a la perfección a sus dos oponentes, dándoles su sitio y tiempo. Espadazo para cortar una oreja abriendo la puerta de los triunfos
Toro complicado el que cerraba en El Puerto al que Rubén Pinar supo manejar jugándose la cornada. Mato de gran estocada e inexplicablemente no hubo ni siquiera petición. Cariñosa ovación la que recoge.