Samuel Navalón, motivos para la esperanza

El fallo a espadas de Samuel Navalón le cerró la puerta grande e hizo perder trofeos a alguno de sus compañeros de terna, que lidiaron una novilla de Jandilla de buen juego en general.

Dio inicio la feria de Fallas con una novillada sin picadores de Jandilla de buen juego en general. Sobresalió el excelente comportamiento del jabonero que hizo quinto, mientras que el cuarto, con el hierro de Vegahermosa, resultó el más deslucido. El festejo concitó mayor interés de lo que podía imaginarse en principio a pesar de ser de pago, y todos los actuantes se justificaron con actuaciones interesantes, especialmente Samuel Navalón, que pudo salir a hombros de no haber fallado a espadas.

Abrió cartel El Quitos, que inició su labor de muleta con un pase cambiado por la espalda de rodillas en el centro del ruedo ajustado y emocionante. Ya en pie, el franco-mejicano buscó siempre la ligazón en una faena un tanto encimista que pareció molestar a su antagonista, que calamocheó en forma de protesta impidiendo que la faena resultase todo lo limpia que hubiera sido deseable.

Ignacio Boné llevó a cabo un quehacer presidido por la buena voluntad pero que resultó intermitente. El alumno de la escuela de Huesca imprimió variedad pero le faltó profundidad a sus muletazos para llegar con más fuerza a los tendidos.  

Variedad, quietud total y ajuste exhibió Samuel Navalón manejando el capote. Se echó de rodillas pegado a las tablas para comenzar a muletear con seguridad y mando, ganando terreno a cada pase hasta rematar más allá de las dos rallas de picar. El de Ayora, hecho en la escuela de  Albacete, prosiguió con un toreo al natural de mano baja, autoridad y ligazón. Pretendió rajarse el de Jandilla, y Samuel sacó a relucir su poder y seguridad, sin aspavientos, con naturalidad, para demostrar que es de los que se quedan quietos y lo ven claro en todos los terrenos con tanto dominio como estética. Mató al segundo envite y el premio, que iba para doble, quedó en singular.

Embistió rebrincado el que salió en cuarto lugar, con el hierro de Vegahermosa, y Alberto Bonaire le plantó cara con determinación, mostrando un acusado sentido del temple y una buena dosis de poderío. El riojano, perteneciente a la escuela de Valencia, dejó destellos de su buen concepto a pesar de las dificultades del animal, al que tardó en matar.

Javier Aparicio planteó su labor en el centro del platillo, donde firmó interesantes pasajes de mano baja, templanza y ligazón. Si en algunos momentos puco pecar de ligereza, en otros subió enteros cuando acertó a reposarse e imprimir gusto y mayor profundidad. El de Castellón cerró con una ajustada serie de bernardinas antes de eternizarse con los aceros.

Cerró el festejo Martín Morilla, que brilló especialmente toreando con la izquierda, pitón por donde el animal tuvo recorrido y repetición. El sevillano de la escuela francesa de Arles, que entró sustituyendo a Fabian Castellani, demostró su capacidad para torear con bonita estética, pero en algunos pasajes le faltó ajuste para alcanzar mayor conexión con el público. También se demoró manejando el estoque.

Valencia, 11 de marzo de 2023. 1ª de la Feria de Fallas. Un cuarto de entrada. Novillada sin caballos de Jandilla (el 4º con el hierro de Vegahermosa, deslucido) 1º, 2º y 6º buenos. 3º se rajó. Sobresalió el 5º.

Ficha del festejo:

César Fernández “El Quitos”, vuelta al ruedo

Ignacio Boné, saludos tras aviso

Samuel Navalón, oreja con petición de la segunda tras aviso

Alberto Donaire, saludos

Javier Aparicio, silencio tras aviso

Martín Morilla, silencio tras aviso