LAS VENTAS 2024

Oreja a la heroicidad de Paco Ureña

Paco Ureña ha cortado una oreja en la Corrida In Memoriam Antoñete en Las Ventas. Manzanares saludó ovación tras una labor de esfuerzo con el primero
domingo, 16 de junio de 2024 · 15:47

 

 

En una tarde marcada por la incertidumbre y la mansedumbre del encierro, Paco Ureña emergió como protagonista en la Plaza de Toros de Las Ventas. Con el sol ardiente sobre los tendidos, el diestro murciano se enfrentó al sexto toro de la tarde, Ochavón de Jandilla, con la determinación que lo caracteriza cada vez que pisa Madrid.

La jornada comienza con un solemne minuto de silencio al finalizar el paseíllo, un tributo sentido al querido torero. La emoción del momento se amplificó cuando las notas del pasodoble "Antoñete" resonaron en la plaza.

1. La esperada tarde en Las Ventas comenzó con la salida al ruedo de Vendimiador, un toro de Jandilla marcado con el número 98. José María Manzanares fue el encargado de lidiar con el primero de la tarde, un ejemplar que desde el principio mostró su condición de manso en banderillas, complicando la labor de los banderilleros.

El momento de mayor tensión llegó al inicio de la faena de muleta, cuando Manzanares sufrió un susto que hizo contener la respiración a los aficionados. Con su temple habitual, el diestro alicantino supo recuperarse rápidamente, demostrando una vez más su valentía y oficio. A pesar de las dificultades que presentaba Vendimiador, Manzanares le imprimió toda la paciencia del mundo, extrayendo lo mejor que el toro podía ofrecer. Con dos tandas de derechazos ejecutados con la mano muy baja, logró momentos de gran belleza y torería. Se gustó el torero, y con lo poco que tenía el toro, hizo disfrutar a la afición, arrancando fuertes aplausos del público. La faena, aunque condicionada por la mansedumbre del astado, fue una muestra del arte y la capacidad de Manzanares para sacar lo mejor en cualquier situación. Así se inició una tarde que promete emociones fuertes en memoria del maestro Antoñete.  Pitos al toro en el arrastre. Ovación a Manzanares

2. La tarde en Las Ventas continuó con la lidia del segundo toro, Rocío, número 15 de Jandilla, a cargo de Alejandro Talavante. El torero extremeño, decidido a triunfar en Madrid, comenzó su actuación con una declaración de intenciones clara y valiente: se fue a la puerta de chiqueros para recibir al astado a portagayola, gesto que ya arrancó los primeros "olés" de la tarde.
El saludo capotero por verónicas fue magistral, logrando encender al público y arrancar aplausos con cada lance. Paco Ureña, en su turno, realizó un leve quite por gaoneras muy ajustadas, añadiendo emoción y calidad al tercio de capa.

Con la muleta, Talavante mostró su intención de sacar todo lo posible de Rocío, un toro que, aunque mostró nobleza en sus embestidas, no terminó de colaborar del todo con el torero. Aun así, Talavante supo imponerse y sacó algunas tandas de gran gusto, demostrando su arte y capacidad. Los momentos de inspiración de Talavante, aunque esporádicos, dejaron detalles de buen torero que el público supo apreciar. La faena, marcada por la voluntad y el talento del diestro, dejó claro que Alejandro quería triunfar hoy en Madrid. Sin embargo, el animal no le permitió expresarse plenamente como él hubiera deseado. Así concluyó la lidia del segundo de la tarde, con una mezcla de emoción y entrega, y la sensación de que Talavante tenía aún mucho más por ofrecer. La tarde continuaba, y las expectativas seguían altas en memoria de Antoñete. Pitos en el arrastre al animal. Silencio para Alejandro Talvante.

3. El tercero de la tarde en Las Ventas fue Ojalagre, número 5 de Vegahermosa, un toro que desde su salida mostró poca clase y mucha dificultad. Con una tendencia constante a echar la cara hacia arriba, complicó en todo momento la labor de Paco Ureña.
Ureña, consciente de la oportunidad y el reto que tenía frente a sí, realizó un saludo capotero breve, ya que el comportamiento del toro no permitía lucimiento. Este torero, conocido por su entrega y valentía, tenía la firme intención de dar un golpe encima de la mesa en Madrid.

Con la muleta, la faena fue una lucha constante. Ojalagre no permitió disfrutar ni desarrollar su toreo como hubiera querido. A pesar de la adversidad, Ureña logró sacar lo poco que el toro tenía, lidiando con profesionalidad y temple cada embestida alta y deslucida del animal. El punto culminante de su actuación llegó con una estocada en todo lo alto, fulminante, que puso fin a la  faena de manera rotunda y efectiva. La contundencia de la estocada fue premiada con una fuerte ovación, reconociendo el esfuerzo y la capacidad de Paco Ureña en una tarde que no ofrecía facilidades. Así concluyó la lidia del tercer toro, con la plaza valorando el empeño y la destreza del torero frente a un astado complicado y deslucido.  En las declaraciones tras matar al animal, Paco Ureña ha explicado que el animal tenía un problema de visión. Silencio.

4. La tarde en Las Ventas continuó marcada por la adversidad, esta vez con el cuarto toro de la tarde, Secretario, número 92 de Jandilla, y su sustituto Bilanor, número 34 de El Pilar, ambos devueltos a los corrales por falta de fuerza. Finalmente, se soltó un segundo sobrero de El Pilar, Mirabero, un toro negro listón chorreado de 579 kg, para José María Manzanares. 

Desde su salida, Mirabero mostró también problemas de fuerza, siguiendo la desafortunada tendencia de los toros anteriores. A pesar de las dificultades, Manzanares, con su habitual clase y profesionalidad, intentó realizar una faena digna. Con su elegancia característica, buscó sacar lo mejor del toro, pero las condiciones del animal lo pusieron en una posición complicada. Aun así, Manzanares consiguió algunos detalles de buena dimensión, arrancando tímidos aplausos del público que valoraba su esfuerzo. Sin embargo, consciente de las limitaciones del toro y de la imposibilidad de construir una faena completa y lucida, el diestro optó por abreviar la lidia. Manzanares, por su parte, demostró una vez más su maestría y temple en circunstancias adversas, manteniendo el respeto y la admiración del público. Pitos en el arrastre al toro. Silencio para Manzanares.

5. La tarde en Las Ventas continuó con Jugárreta, número 86 de Jandilla, asignado a Alejandro Talavante. Con las expectativas altas debido a la falta de fuerza de los toros anteriores, Talavante comenzó la faena con un breve saludo capotero, mientras la gente aguardaba expectante para ver cómo se desarrollaría la lidia con este astado. El picador de la cuadrilla de Talavante, apellidado Cid, fue ovacionado por una suerte de varas excepcional, destacando entre lo mejor de la tarde hasta ese momento. La lidia para colocar al toro al caballo y en banderillas de Javier Ambel fue impecable, demostrando precisión y maestría en el manejo del animal.

Sin embargo, en la muleta, la situación cambió drásticamente. Jugárreta demostró una marcada mansedumbre, moviéndose de un lado a otro sin dar opciones claras para el lucimiento del torero. Esta condición limitó las posibilidades de Talavante de destacar en la faena, dejando poco que destacar debido a la falta de colaboración del animal. A pesar de las dificultades encontradas en la lidia de Jugárreta, Talavante mantuvo la compostura y la profesionalidad que lo caracterizan, intentando aprovechar cada embestida para extraer algún destello de arte. El público, consciente de las circunstancias, reconoció el esfuerzo del torero con aplausos de aliento. La tarde continuaba con altibajos, pero la afición permanecía esperanzada de que los últimos toros de la tarde ofrecieran mayores emociones y mejores condiciones para los diestros. Silencio

6. La tarde en Las Ventas se intensificó con la lidia del sexto toro, Ochavón, número 158 de Jandilla, asignado a Paco Ureña. Ureña, conocido por su entrega y valentía, siempre da el do de pecho cuando viene a Madrid, y esta tarde no fue la excepción.
El diestro murciano comenzó su actuación con una impresionante serie de verónicas, culminando con una media verónica de gran torería que encendió los ánimos de los presentes en la plaza.

Sin embargo, al iniciar la faena de muleta por el pitón derecho, Ochavón le lanzó por los aires de manera violenta, haciendo que Ureña cayera sobre su hombro y quedara aturdido e inconsciente por un momento. A pesar del fuerte percance, Ureña mostró su heroísmo al regresar al ruedo con determinación, dejando ver su valía y compromiso con el arte del toreo. A pesar de las dificultades físicas, logró hilvanar una serie de muletazos por el pitón derecho de gran empaque y torería, demostrando una vez más su calidad y entrega. El reconocimiento del público  fue unánime, otorgándole una merecida oreja por su actuación valiente y comprometida. Sin embargo, debido a las secuelas del percance, Ureña no pudo dar la vuelta al ruedo con la oreja y se retiró directamente a la enfermería para recibir atención médica. Así concluyó la lidia del sexto toro, con emociones intensas y la admiración por la entrega y el valor demostrados por Paco Ureña, quien una vez más dejó claro por qué es uno de los toreros más queridos y respetados en Las Ventas y en toda la tauromaquia. Palmas en el arrastre al animal. Oreja

 

Plaza de toros de Las Ventas (Madrid).- Corrida in Memoriam de Antoñete. Toros de Vegahermosa y Jandilla para José María Manzanares, Alejandro Talavante y Paco Ureña.

Ficha del festejo:

José María Manzanares, Ovación con pitos en el arrastre y silencio

Alejandro Talavante, Silencio con pitos en el arrastre y silencio

Paco Ureña, Silencio y oreja

Incidencias: El cuarto toro de la tarde en Las Ventas para Manzanares, Secretario, número 92 de Jandilla, no cumplió con las expectativas que la afición tenía para este encierro. Desde su salida al ruedo, Secretario mostró signos de debilidad, perdiendo las manos reiteradamente durante el tercio de varas. Pañuelo verde. 

Devuelto el primer sobrero también. Salió Bilanor, número 34 de la ganadería de El Pilar, un toro de 558 kg que prometía brindar un mejor espectáculo. Sin embargo, la suerte no estuvo del lado de los aficionados ni de los toreros. Bilanor también mostró una evidente falta de fuerza desde el inicio, cayendo y tropezando de manera similar a su predecesor. Su condición no permitió que el público ni el torero disfrutaran de una faena adecuada. Ante la evidente incapacidad del toro para cumplir con las exigencias de la lidia, Bilanor también fue devuelto a los corrales

Fotos: David Checa

 

Galería de fotos