FESTEJOS

Manuel Domínguez gana la final en Lucena del Ciclo de Becerradas "Pedro Romero"

El joven sevillano cortó las dos orejas y el rabo del quinto astado del festejo, mostrando un toreo muy personal lleno de naturalidad y torería. Alfonso Morales, de la Escuela Taurina de Jaén, paseó dos orejas en el tercero de la novillada tras una faena plena de empaque y elegancia
domingo, 8 de septiembre de 2024 · 08:00

“La tauromaquia, más que defenderla, hay que enseñarla”. Con esta sentencia se ha ido construyendo una verdad universal sobre los cimientos de la Fiesta. Y hoy, en plena preferia del Valle lucentina, se le ha expuesto gratuitamente el arte de los toros a todo aquel que ha rehuido de una ignorancia social desligada del respeto, coherencia y tolerancia que tanto se insta por fomentar entre la sociedad actual. “Olé” por el Excmo. Ayuntamiento de Lucena, y “óle” por los asistentes que han querido descubrir para opinar.
Con tres cuartos abundantes de plaza se trenzaba el paseíllo en Lucena, interpretándose a su término el Himno Nacional.

El primer eral de la tarde, gacho de pitones, es recibido sin castigo por Rojas Ramírez, de la Escuela Taurina de Ronda. Destaca el quite de capa con rasgos “abelmontaos” del segundo becerrista. El animal mansea en banderillas y embiste a media altura ante una faena desordenada y sin cuajo. El rondeño lo pulsea con colocación y pureza por la izquierda, sin bajar la mano. Cierra con manoletinas de rodillas en el tercio y de frente, que acaba despertando al público. Deja una estocada desprendida. Oreja.

Saluda Pablo Fernández, de la E.T. de Atarfe, con una larga cambiada de rodillas al segundo astado, sardo de capa, que mete bien la cara de salida. Quite aprovechado del tercero en los medios. Pone el mismo granadino los pares, traseros pero en la cara y con solvencia. Asea la faena con las afueras del engaño, sin verdad, a un animal noble y con fondo. Se arrebata muy torero en los compases finales con molinetes de rodillas. Mata por derecho, quedando la espada trasera y algo tendida, en una muerte brava y contenida del becerro. Una oreja tras aviso.

Alfonso Morales, de la E.T. de Jaén, recibe en tablas rodilla en tierra al tercero de la tarde. Deja un quite de sabor el novillero próximo con un capote corto de vuelos. Demuestra inteligencia el jiennense, encauzando con temple al animal, humillador con medio recorrido. Falta pureza en la ejecución. Mata al volapié y en su sitio. Dos orejas –exageradas- tras aviso, y vuelta al ruedo al eral en el arrastre.

Viene de la E.T. de Baza Lucas Pérez, que derrama aires toreros jugando el percal por alto. Quita el quinto por chicuelinas, con réplica. Brinda a su madre en el tendido. Empieza su labor sin orden, dándole paulatinamente su estructura según va pidiendo el becerro, informal y sin clase. Muy puro y dando el pecho con la izquierda, sin obtener respuesta del público por causa de la lluvia. Hace el novillero las cosas bien hechas, no exento de variedad. Los tendidos, incómodos por el temporal, desconectan injustamente con el ruedo. Cita en corto de frente y con la franela plana. Acaba con ayudados por alto muy toreros. Ejecuta con integridad la suerte suprema en el tercer intento. Estocada entera en los rubios. Oreja.

Tiene un manejo sublime del capote Manuel Domínguez, de la E.T. de Sevilla. Quite imperfecto por gaoneras del último actuante. Replica el hispalense, que moldea su faena a media altura y en el tercio, en un derroche absoluto de torería, variedad y buen hacer. Se adorna con “afarolaos” y brochazos propios del mismo Joselito el Gallo. Se olvida de los moldes teniendo al animal a su merced en todo momento. Deleita al aficionado con suavidad y dejándole la tela muerta al eral, al que se le debió otorgar la vuelta al ruedo en su arrastre. Mata al volapié de estocada trasera. Dos orejas y rabo con buen criterio, evaluando el amplio repertorio de suertes –con capa y muleta-, y una obra variopinta, llevando a cabo las cosas como manda el Altísimo.

Falta entendimiento en el recibo de Armando Rojo, de la E.T. de Sevilla. Quite soso del primer novillero de la tarde, con réplica por tafalleras y cordobinas. Carece de enjundia el animal, con teclas y una media acometida sin limpieza que pide tiempo desde los primeros compases. No lo exprime el joven becerrista, que ve dificultades delante de la cara. Trasteo innecesario y con inseguridad, previo a la suerte suprema. Deja un feo bajonazo en la segunda entrada. Aplausos.

A modo de reflexión, si se otorgan orejas con una estocada incorrecta, se debería seguir el mismo criterio en este tipo de festejos cuando se usa el descabello, y así fomentar su empleo entre los novilleros. Este instrumento es necesario para evitar mostrar escenas cruentas y desagradables, ante un respetable público que viene a los toros por primera vez. Hay que usar el verduguillo cuando así se requiere.

 

FICHA TÉCNICA

Entrada: tres cuartos generosos.

Seis ejemplares erales de la ganadería El Torero, de buen juego general, mansos en su mayoría en banderillas, y de presentación dispar.

-Rojas Ramírez, de grosella y oro. Oreja.

-Pablo Fernández, de verde hoja y plata. Oreja tras aviso.

-Alfonso Morales, de gris plomo y oro. Dos orejas tras aviso.

-Lucas Pérez, de celeste y oro. Oreja tras dos avisos.

-Manuel Domínguez, de celeste y oro. Dos orejas y rabo.

-Armando Rojo, de blanco y oro viejo con remates en negro. Oreja.

 

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