Ocho mansos y un clamor: la Misericordia estalla en bronca
Terminó San Jorge no con el mejor ambiente en los tendidos, con una afición cuyo cabreo fue a más como también el espesor de la tarde. La terna se topó con un envío salmantino de Castillejo de Huebra y José Manuel Sánchez sin raza ni fondo que puso complicaciones y sin entrega de los astadosQuizá esta sea la crónica más complicada de contar tras un festejo que se acercó a las tres horas. La tarde ya era un despropósito desde que se rechazó por completo la corrida de Julio de la Puerta, y la afición llegó caliente a los tendidos de la Misericordia para ver una corrida remendada: un encierro íntegro del hierro salmantino de Castillejo de Huebra y José Manuel Sánchez que cerró la feria de San Jorge con una mansada de manual, en la que saltaron hasta ocho toros al albero maño. Uno de los devueltos —el sexto— tuvo que pasar sobre el cadáver de su hermano, muerto en el túnel que une el albero con los corrales del coso del Portillo. Una imagen que emborrona al toreo y da munición a los antis. Para reflexionar…
El primero que le tocó a Galván salió desde el capote sin ganas de pelear en varas y llegó incluso a partirle la vara al picador. Borja Jiménez intentó templarlo con chicuelinas, bajando la mano y atemperando al toro. Tras el brindis a los tendidos, Galván trató de aprovechar la embestida del manso: colocó la muleta siempre en la cara del burel para tirar de sus inercias. Pero el de Castillejo no quería más guerra: alargaba cada viaje hasta desfallecer y buscar la salida rozando las tablas. Fue entonces cuando el reloj empezó a jugar en contra de David Galván, enfrentado a un toro andarín que no descolgaba, tapaba la entrada de la espada y hacía imposible matar. Sonaron los tres avisos y el toro se fue al corral escoltado por la yunta de bueyes.
Recto embistió el segundo en el capote de Borja Jiménez. Borja intentó dar lucidez al encuentro llevándolo al caballo con chicuelinas al paso, hasta que, en el turno de quites, Tristán Barroso sufrió una fea voltereta. Con la muleta, el toro se fue apagando en cada viaje que le planteó el sevillano, sin transmitir emoción alguna. Borja edificó la faena a base de toques firmes y de avivar al burel con la voz para fijarlo en los engaños. Se puso por el izquierdo, buscando extraer algo de aquel pozo seco, y terminó con una estocada tendida en el segundo intento. El toro fue protestado en el arrastre y Borja se retiró en silencio.
FOTOGALERÍA (CLIC AQUI)
El tercero salió con las manos por delante en el capote de Tristán Barroso, que lo meció a la verónica en viajes ásperos. Barroso intentó meterlo en la muleta corriendo la mano por bajo en cada toque, buscando la ligazón en series que apenas nacían; la más rotunda, por el pitón derecho. Lo pasaportó de media estocada tendida, precisando del golpe de descabello. Fue pitado en el arrastre y se guardó silencio tras el aviso.
El cuarto salió descoordinado y, tras la insistencia de los tendidos, fue devuelto correctamente. Entró entonces un sobrero de Castillejo de Huebra que, al igual que su hermano, derrochó genio con el del castoreño en los dos encuentros, siempre con la cara arriba y protestando cada pase. Galván se plantó firme, manteniendo la muleta en el morrillo para enganchar la embestida y alargar el recorrido en cada serie. La mejor tanda llegó por el derecho, en redondos trazados con los talones bien aplomados en el albero zaragozano. Sin embargo, alargando en exceso la faena, el toro terminó viniéndose abajo, volviéndose andarín por las tablas. Los clarines sonaron hasta en tres ocasiones mientras el animal se doblaba; el puntillero lo levantó y el toro entró solo al túnel de corrales, cayendo finalmente en su interior. Los tendidos estallaron en pitos y una bronca intensa, con la tarde ya al rojo vivo.
Al quinto lo recibió Borja Jiménez con dos largas cambiadas de rodillas y, ya erguido, continuó alternando delantales y verónicas en un saludo capotero muy variado. Sobre ese toro se levantaría la mejor faena de la tarde. Basó su labor en la contundencia: apretó siempre por bajo para coser las embestidas y enlazar series cruzándose al pitón contrario. En los compases finales, con el toro más rajado refugiado junto a tablas en el cuatro, Borja lo volvió a sacar al centro y lo despachó de media estocada caída.
El sexto salió con claros síntomas de descoordinación y fue devuelto. El segundo sobrero, con el hierro de José Manuel Sánchez, no dio la más mínima opción de lucimiento capotero a Tristán Barroso. El tercio de banderillas duró un siglo en un tercio desordenado de tres palos. Con toros así, el reglamento debería flexibilizarse en pro de la lidia para evitar capotazos, que recibió en abundancia. Al llegar a la muleta sin un solo pase limpio, Tristán plantó cara a un tendido ya avivado por la decadencia de la tarde. Pitos y bronca.
FICHA:
Zaragoza (Zaragoza).- Cuarta y última de la Feria de san Jorge. Corrida de Toros de Castillejo de Huebra y José Manuel Sánchez para David Galván, Borja Jiménez y Tristán Barroso. Media plaza.
David Galván, división de opiniones tras tres avisos y bronca tras tres avisos;
Borja Jiménez, Silencio y silencio tras aviso.;
Tristán Barroso, Silencio tras aviso y silencio tras aviso.
Incidencias: Al término del paseíllo sonaron los acordes del Himno Nacional de España. El cuarto salió ya sin celo en el capote de David Galván haciendo extraños de la mano izquierda (que la perdió en varias ocasiones). Pasó por el caballo sin querer pelea, y se frenó en banderillas obligando al presidente a sacar el pañuelo verde. Devuelto.
FOTOGALERÍA - PHILIPPE GIL MIR