CARLOS BUENO

¿Votamos, señor Iglesias?

martes, 25 de septiembre de 2018 · 08:00

La penúltima rocambolesca idea de Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, ha conseguido su objetivo: acaparar los titulares de los medios de comunicación y la atención de los ciudadanos. En eso la nueva izquierda es especialista. No le importa el fondo de la cuestión ni lo que se lleve por delante, sólo las formas, cuanto más sensacionalistas mejor. Iglesias es uno de tantos que cree estar en posesión de la perfecta moral y, disfrazando de democracia lo que directamente es un intento de dictadura, salpica a la sociedad con sus dogmas interesados.

Hace sólo unos días lanzó la idea de realizar en España un referéndum para decidir si la tauromaquia debe prohibirse o no. Dice que se trata de un tema complejo y pasa la responsabilidad al pueblo. No le interesa pronunciarse de forma rotunda para no perder ni a uno de sus votantes. No quiere cumplir con su cometido, que es el de tomar decisiones, sean sencillas o espinosas. Prefiere lanzar globos sonda de animalismo barato y quedarse en la trinchera como un cobarde. No se le votó para eso, y por tanto propongo otro referéndum en el que sí estará de acuerdo la inmensa mayoría de electores: votemos el sueldo que deben percibir nuestros políticos, votemos sobre sus privilegios fiscales y jurídicos, votemos sus derechos tras abandonar la política.

Recoja el guante, señor Iglesias. Puestos a pedir que la gente decida empecemos por ahí, y luego continúe preguntando qué hacemos con la caza, con la pesca, con los caballos, con los periquitos o con el jamón. Pero no olvide que hay temas verdaderamente importantes por los que preguntar, como la inmigración, la sanidad o la educación. Y por el coste de las televisiones públicas, porque recuerde que TVE y las autonómicas se llevan cada año casi 2.000 millones de nuestros bolsillos. Pregunte por la financiación de los partidos, por la ley electoral española y por el papel que deben desempeñar las minorías.

Y cuando sea la gente quien decida lo que se hace en cada cuestión ya no harán falta políticos, algo que, sin duda, ayudará a rebajar la crispación social y enriquecerá las arcas del Estado. Y usted, señor Iglesias, pasará a ser un votante más, y si lo desea tendrá la opción de marcharse a vivir a su querida y ejemplar Venezuela, donde, por cierto, se celebran corridas de toros.

Se equivoca Podemos reincidiendo sobre el tema taurino como si fuese una cuestión de Estado prioritaria. No es prioritario que se prive a millones de personas de emocionarse con el toreo. No es prioritario eliminar medio millón de cabezas de bravo que viven en el campo español gracias a la tauromaquia. No es prioritario acabar con más de medio millón de hectáreas de dehesa dedicadas a la crianza del toro que son un tesoro medioambiental de incalculable valor y que pasarían a convertirse en centros comerciales, de ocio, campos de golf o urbanizaciones. No es prioritario mandar al paro a más de 200.000 personas que viven de forma directa e indirecta de la tauromaquia. No es prioritario que las Administraciones y Hacienda dejen de percibir los cánones e impuestos que se derivan de la actividad taurina (más de 56 millones de euros en concepto de IVA y cotizaciones sociales), que además tiene un impacto total sobre la economía española de más de 1.600 millones de euros al año. No es prioritario que se intente hacer creer que desde el Gobierno de la Nación se están subvencionando los toros cuando es todo lo contrario -a excepción de los 30.000 míseros euros con los que está dotado el Premio Nacional de Tauromaquia y que se suelen donar a causas benéficas-. No es prioritario que Iglesias abandere un buenismo rancio, necio y populista que esconde al pópulo la verdad al completo.

Y la verdad, además de los datos económicos, medioambientales e históricos que lo avalan, es que el toreo es una expresión cultural, le guste o no a un político, y como tal está protegido de posibles ataques fundamentalistas por la UNESCO y por la Constitución Española. Por lo tanto, puede parecer poco legal que se plantee un referéndum con intención de erradicarlo.

Estaría bien que Podemos y otros simpatizantes dejasen de intentar imponer sus ideas y de censurar a quienes no comulgan con ellas, eso es cosa de un régimen que nadie debería añorar. No parece lógico que se pretenda restar derechos y libertades a las personas. En el respeto multicultural radica la verdadera democracia. No hay nada más democrático y del pueblo que la tauromaquia, ni nada más injusto que los políticos sean juez y parte y decidan cuánto y cómo se lo llevan. ¿Votamos, señor Iglesias?

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