MANUEL VIERA

Que no quede, esta vez, sin final

miércoles, 22 de enero de 2020 · 07:00

No resulta fácil determinar si hace fácil lo difícil o, por el contrario, difícil lo fácil para llegar a ese punto medio donde el toreo se sublima y el torero se hace tan indiscutible como indispensable. Muchas tardes lo interpretó con una mano izquierda que fue todo un completo manual del natural. Con la que exhibió su lado más creativo. Con la que dio auténticas lecciones de pureza. Con la que puso a la gente en estado de gozosa embriaguez. Otras, sin embargo, suscitó más el descrédito que el crédito, y el público le dio pronto cuenta de ello.

Se fue una tarde que era de Padilla. Por significado y por emotiva. Quizá por esto su imprevisto adiós no me gustó. Ni me convenció ese “trauma” que marcó el argumento de su retirada. Estaba en su derecho de pedir y exigir lo que creía merecer. Quizá, pretensiones dinerarias imposibles, justas para él, que provocaron la inmediata ruptura con Matilla. No había más. Por tanto, confieso, no dudé de una pronta reaparición. Y reconozco que el mínimo atisbo de temor por un largo retiro se disipó aquella misma noche de su decisión en Zaragoza.

Y es que un torero, que se ha mostrado como idóneo para dar cuenta con acusada personalidad de las bravas embestidas de un toro, no dejaría correr mucho tiempo para rescatar la ilusión y recobrar la ambición responsable para volver a torear. Para volver a crear hermosas obras de arte con una tauromaquia desbordante, poderosa y apasionada y alcanzar de inmediato el arrebato emocional de la gente en la plaza.  

Se largó de una de las “casas grandes” que mandan en el toreo. Y regresa con la independencia de José Miguel Arroyo “Joselito” y el complemento de uno los mejores conocedores del toro en las ganaderías de bravo, Joaquín Ramos. Quienes se afanarán por alcanzar los demandados objetivos del sorprendente diestro pacense. Por conseguir la más alta posición de mando en el escalafón de matadores. Por lograr que Alejandro Talavante esté donde le corresponde estar. Por colocarlo líder del toreo. Comienza un nuevo reto. Otra ilusionante historia. Que no quede, esta vez, sin final.

 

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