MANUEL VIERA

Dramática situación

miércoles, 2 de diciembre de 2020 · 07:36

Cualquier análisis severo sobre los efectos causados por la pandemia al año taurino de 2020 obliga a darse de bruces con la realidad. Porque la nefasta situación que ha vivido el toreo en todos sus sectores se muestra con total radicalidad. Es un hecho que en el campo bravo se ha acumulado la mayor parte del problema. Las ganaderías se han convertido para sus propietarios en trágica pesadilla. La ilusión se ha troncado en temor. En ruina. En complicado hecho difícil de solucionar. La imagen del camión trasladando reses, camadas casi enteras, al matadero es ilustración severa de una verdad con imposible retorno. Han sido muchos los obligados a taparse los ojos para no ver iniciar el triste recorrido de un animal bravo hacia el oscuro túnel del desolladero.

La drástica reducción de festejos, un ochenta y nueve por ciento con respecto a los celebrados el año anterior, arrastró a las ganaderías de bravo a un crítico y preocupante trance que ha llevado a sus dueños a tomar decisiones no deseables. Incluso algunas están destinadas a desaparecer.

Así las cosas, la Unión de Criadores de Toros de Lidia ha llamado a consenso a las demás asociaciones de criadores de bravo con el fin de “establecer una interlocución fuerte y sólida de todos los ganaderos frente a las administraciones europea, central y autonómica, suprimir costes del mantenimiento de las cinco entidades existentes, y desarrollar soluciones comerciales informáticas y de comunicación”. Por su parte, la asociación de Ganaderos de Bravo de Castilla la Mancha y la Agrupación de ganaderos de Reses Bravas han acudido al presidente de la Diputación de Ciudad Real para exponerle la “dramática situación” que viven sus asociados, y solicitarle ayudas administrativas para pervivir. También los ganaderos valencianos se manifestarán en unos días en protesta por el caótico momento que padecen.

Lo suyo, a todo esto, es básicamente sustancial. El virus seguirá haciendo de la suyas hasta la vacunación masiva. El toreo seguirá tambaleándose en la también atípica temporada que se aproxima. No vale ya ese riesgoso trabajo de pensar mientras se anda por el inédito camino de la nada. Hasta ahora sólo existe la queja mientras se espera paciente la deseada solución. Una utopía mientras que unos y otros, con la soñada unión de todo el estamento taurino, no busquen la ruta de la salvación.

 

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