CARLOS BUENO

300, un puñado

martes, 28 de julio de 2020 · 08:01

300 es una exitosa película estrenada en el año 2006 que relata la Batalla de las Termópilas. La trama describe la historia de Leónidas, el rey Espartano que con 300 guerreros peleó de forma heroica contra el persa Jerjes y su ejército de más de 100.000 soldados. Después de días de mítico combate, la tropa de Leónidas, reducida a unas cuantas decenas de hombres, fue aniquilada por los persas que haciendo valer su abrumadora ventaja acabaron con las vidas de todos los espartanos.

El único superviviente de la contienda luchó después en la Batalla de Platea y relató la historia a todos sus compañeros griegos que, motivados por el recuerdo del sacrificio de Leónidas y sus 300, vencieron al ejército persa, salvando al mismo tiempo el germen de lo que luego, con el paso de los siglos, fue la democracia moderna.

300 fueron aproximadamente los profesionales del toreo que la semana pasada y durante tres días se manifestaron frente a la sede del Ministerio de Trabajo. El motivo no era otro que reclamar lo que en justicia les pertenece: la prestación extraordinaria recogida en el Real Decreto-ley 17/2020, por el que el Gobierno aprobó medidas de apoyo al sector cultural y artístico para hacer frente a la situación derivada por la pandemia de coronavirus. Una ayuda que a los más vulnerables del sector taurino les ha sido denegada una y otra vez a pesar de las continuas promesas del Ministro de Cultura, incapaz de solucionar el problema y que ahora, después de casi tres meses, hace una nueva promesa asegurando que tiene la intención de realizar una enmienda al Decreto para corregir lo que él llama “lagunas” que impiden a la gente del toro recibir el subsidio al que tienen derecho.

Durante las últimas fechas los representantes de los toreros pactaron una reunión con el director del Servicio Público de Empleo Estatal, quien canceló el encuentro momentos antes de celebrarse, y solicitaron audiencia al Secretario de Estado de Trabajo y a la propia Ministra de Trabajo, ambos de la formación antitaurina Unidas Podemos, que ni siquiera se dignaron a responder, ejemplarizando la antítesis del espíritu democrático que floreció en la antigua Grecia y que salvaron los espartanos.

300 toreros hicieron sonar sus voces contra la desigualdad y la dictatorial discriminación que están sufriendo por parte de nuestro Gobierno. Apenas un puñado de profesionales que, intuyo, no consiguieron inquietar como era su intención al poderoso Ministerio podemita. El año pasado en el registro de profesionales había inscritos 525 banderilleros y picadores, y 3.532 mozos de espada, los principales afectados por esta situación. A ellos hay que sumar 761 matadores, 2.672 novilleros, 325 rejoneadores y 178 toreros cómicos. En total 9.993 profesionales taurinos (de ellos 5.357 actuaron en algún momento del periodo anual), pero sólo 300 denunciaron de forma presencial el prejuicio ideológico que imponen unos gobernantes cuyo grito de guerra es que no van a dejar “a nadie atrás” en esta crisis pero que no lo llevan a cabo; unos dirigentes que obligan a cumplir las obligaciones tributarias a los toreros pero que no quieren reconocer los derechos que, en la misma medida, deben tener.

300 es una cifra insignificante para lo que pudo y debió haber sido. ¿Faltó unión? ¿Debió mejorarse la organización? A los gobiernos les duele más la cantidad que las razones. Por eso debió cuidarse el éxito numérico de la manifestación. Con 9.993 personas la repercusión mediática hubiera sido otra, y si cada participante hubiese llevado a un par de familiares el resultado habría sido radicalmente distinto.

En fin, ahora sólo cabe esperar que el sacrificio de los 300 sirva para vencer en una próxima batalla mejor planificada y más multitudinaria. Porque lamentablemente en esta época de falsos demócratas hay que asustar al “enemigo”, no basta con tener la razón, hay que hacerla valer, y cuantos más guerreros la reclamen mejor.

 

 

7
2
27%
Satisfacción
36%
Esperanza
36%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia