Una manifestación con alma rural

Alma Rural ha organizado una gran manifestación en Madrid, que se celebrará el próximo 23 de enero, con el objetivo de movilizar a todos los sectores rurales en pos de proteger el campo y poner en valor la importancia que tiene para cubrir las necesidades vitales de la sociedad, cuidar la España despoblada y mantener sus tradiciones.

Alma Rural es la Asociación para el Desarrollo y Defensa del Mundo Rural y el Medio Ambiente, que engloba a colectivos de agricultores, ganaderos, cazadores, pescadores, apicultores, forestales, pastores, adiestradores de animales, tauromaquia… familias rurales cuya pervivencia pende de un hilo por culpa de una gestión política desacertada que está provocando que el campo de este país esté cada vez más vacio y, con ello, miles de puestos de trabajo en peligro de extinción, con todos los problemas que puede conllevar para el ecosistema y el ecologismo.   

Un estudio pionero del Banco de España destaca que 3.403 municipios, el 42% del total, sufren un serio riesgo de despoblación. En Europa, sólo Finlandia, Estonia y Letonia tienen una proporción mayor de pueblos en semejante situación. Según el informe, este país tiene un porcentaje anormalmente elevado de territorio deshabitado: si se divide en celdas de un kilómetro, tan solo el 13% están pobladas. El resto del mapa aparece en blanco y no se observa nada igual en nuestro continente hasta llegar a Laponia. Más de 5.000 municipios no llegan a los 1.000 habitantes censados, de los cuales apenas 200 realmente viven en ellos.

A finales del siglo XX se produjo un éxodo rural hacia las ciudades por la pérdida de peso del sector agrario en favor de la industria y los servicios. La tasa de personas viviendo en urbes subió significativamente y ahora supera el 80%, es decir, que ocho de cada diez personas residen en metrópolis.

Haga frío o calor, llueva o nieve, con pandemia o sin ella, el mundo rural siempre responde con su esfuerzo, dedicación y apuesta económica para abastecer a todo el mundo. Labradores, ganaderos, pescadores… trabajan a diario para que no falte la alimentación en la ciudad. Sin embargo el reconocimiento hacia estas gentes no es el que merecen y poco a poco emigran a las capitales en busca de mayor seguridad financiera.

Ante esta situación nos encontramos con una parte del Gobierno promoviendo la modificación de leyes que afectan al mundo rural basándose en decisiones tomadas por políticos y asesores con dudosa preparación que no aciertan con la solución para fijar la población de los pueblos vaciados y proteger de verdad la vida animal.

Está en juego el pan de muchas familias que habitan en el campo y también la alimentación natural de los urbanitas. Por ello Alma Rural ha convocado una nueva manifestación a la que ya se han adherido innumerables agrupaciones de toda índole, y esperemos que pronto lo haga también la tauromaquia. De momento sólo han confirmado su presencia pequeños grupos de profesionales del toreo, pero ninguno realmente representativo.

La Fundación del Toro de Lidia tiene que estar presente en un acto sin tintes políticos que sólo persigue dignificar los trabajos rurales, que se reconozca su importancia y que se legisle de forma no lesiva para el campo. De eso debe defenderse mucho la tauromaquia, y ahora tiene la ocasión de hacerlo en una gran unión.