VIENTO DE LEVANTE

Pan y basura

jueves, 21 de julio de 2022 · 08:08

Siempre se ha dicho que tenemos lo que nos merecemos y que cuando las quejas por algo no van acompañadas de acciones que traten de revertir  la injusticia, es como pescar sin cebo.

Los romanos, que fueron gente inteligente, preparada y echada p’alante   -hasta que la corrupción, a todos los niveles, hundió su imperio ¿nos suena?- lo tuvieron claro y para mantener al pueblo ocupado y entretenido montó  circos y anfiteatros que daban casi a diario funciones, gladiadores, mártires y fieras. Panem et circenses, fórmula que fue aplicada luego, con distintos contenidos y argumentos, por todos los gobernantes que tuvieron dos dedos de frente y talento para trabajar sin dar cuartos al pregonero.

Los toros fueron por estos pagos, y hasta no hace tanto, el espectáculo favorito y preferido de los españoles y la gente sabía, más o menos, de toros, conocía hasta al más novel de los novilleros y... acudía a las plazas.

La nueva política, los nuevos modos y las nuevas modas, que incluyen una revisión de la historia de España a gusto del que la cuenta, no sólo han marginado a la fiesta de los toros sino que la ha criminalizado. Y con ella a profesionales y aficionados, haciéndola desaparecer de los medios de comunicación.

El ejemplo más inmediato y cercano lo tenemos en la recién finalizada feria de San Fermín, un evento de calado internacional y multitudinario que en la televisión pública se ha limitado a una parte de la misma, los encierros. Para los responsables del Ente, Corporación o como quiera que ahora se denomine TVE, han ceñido el contenido de los sanfermines a los encierros matinales, encargando su retransmisión a un equipo lego que ha obviado, dicen que por encargo y mandato expreso de la autoridad pertinente, toda mención a los festejos de la tarde, que, no se olvide, dan pretexto y razón de ser a las carreras que, de buena mañana, llevan los toros hasta los corrales de la plaza.

Pero eso no merece la pena ni, parece, tiene la menor importancia. Lo que cuenta son los preparativos y no la gran función que prologan. Como sin en un partido de fútbol sólo importase el calentamiento y no los 90 minutos posteriores.

No sé si por desconocimiento -el nivel ofrecido por los nuevos encargados de retransmitir los encierros ha sido, en cuanto a tauromaquia, muy deficiente- o imperativo laboral, la omisión de cualquier referencia a las corridas de Pamplona llegó a tal punto que cuando en alguno de los encierros aparecieron diestros como Roca Rey o Román, no se les nombró para nada ni se indicó que se trataba de matadores de toros que habían actuado el día anterior en la Monumental pamplonica o lo hacían esa misma tarde. Por cierto, tampoco se habló del centenario de una de las plazas con mayor capacidad de cuantas existen en el mundo y que era la meta del recorrido de los toros y escenario de su lidia vespertina.

Se nos ha escamoteado uno de nuestros espectáculos preferidos y de mayor repercusión cultural y tradicional y en la televisión que todos pagamos se esconde y camufla, tras una cortina de invisibilidad, como si algo abominable fuese.

En cambio, programas de cotilleo, infidelidades, traiciones, bajezas y basura al por mayor, a la hora que sea -¿qué fue de aquello del horario infantil?-, mostrando como estrellas a personajes sin preparación, formación ni educación a los que nos venden como grandes personalidades mediáticas, protagonizando escenas y diálogos la mayor de las veces sencillamente asquerosos. Y que influyen luego notablemente en una juventud desnortada que, visto lo visto, y a consecuencia de ese lavado de cerebro al que ha sido sometida durante muchos años, tiene como objetivo ser famosos en vez de ser útiles.

Se han alterado los valores. Trabajar no mola. Sólo ganar pasta. Pero sin doblar el lomo.