CARLOS BUENO

De Bugs Bunny a Chivas Regal

La retirada de la figura de Bugs Bunny vestido de torero del Parque Warner de Madrid es el mejor ejemplo del incansable carácter revolucionario de los activistas antitaurinos.
martes, 18 de diciembre de 2018 · 09:19

La retirada de la figura de Bugs Bunny vestido de torero del Parque Warner de Madrid es el mejor ejemplo del incansable carácter revolucionario de los activistas antitaurinos. Su incisivo acoso a todo cuanto desprenda aroma a toreo tumba barreras y acaba consiguiendo muchos de sus objetivos por insignificantes que puedan parecer. Y es que las cabezas pensantes que están tras este movimiento saben perfectamente que toda piedra hace pared, que cualquier gesto es importante, que cada batalla es transcendental en pos de acabar ganando la guerra final.

Al parecer una imagen del Diablo de Tasmania sustituyó a la del famoso conejo caracterizado de matador hace un par de meses sin que ningún taurino la haya echado de menos en todo este tiempo. Ahora, un twit en el perfil de los animalistas de Podemos presume de que la dirección del parque temático haya terminado cediendo a sus presiones.

Está más que demostrado que el número de aficionados a los toros que se dejan su dinero en las taquillas de las plazas es abrumadoramente superior al de los militantes antitaurinos, pero también es evidente que éstos son infinitamente más eficaces en capacidad de influencia y coacción. Sus tentáculos se introducen por cualquier resquicio y lo mismo abogan de forma directa por el fin de la tauromaquia que por la negativa a publicitar corridas en los autobuses municipales o por la supresión de un simple dibujo. Y así, poco a poco, piedra a piedra, van consiguiendo su propósito, que no es otro que ocultar el toreo a la sociedad y que en un futuro próximo no existan vestigios que inviten a la aparición de nuevos aficionados.

Como suele ser habitual, el sector profesional taurino va a remolque de todos estos sucesos que le suelen pillar en fuera de juego. Los antis van comiendo terreno sin que aparentemente se le dé importancia. No se sabe cuándo sucederá la reacción, si es que llega a producirse en algún momento y no pasa de una simple carta abierta. Así es que, por ahora, habrá que conformarse con el apoyo social de algunos artistas que nada tienen que ver con el negocio, caso de Bertín Osborne o de la joven Rosalía, que presumen de afición sin que parezcan demasiado preocupados en que puedan disminuir las ventas de sus discos por su valiente y decidida significación con los toros.

Por cierto que también una firma escocesa ha dado una lección de respaldo a la tauromaquia apostando por José María Manzanares como protagonista de su última campaña. Se trata del prestigioso whisky escocés Chivas Regal, que ha elegido al matador alicantino por su imagen joven, elegante y de éxito. Y entretanto, gran parte de las empresas nacionales huyendo de que se las pueda vincular al toro por miedo a las amenazas de los animalistas, como el Parque Warner. ¿Habrá contraataque por parte de los interesados?

De momento lo único que se ha producido es un nuevo atentado contra la libertad y el respeto. Momentos antes de finalizar este artículo un grupo de antis habían realizado pintadas en la finca de Morante de la Puebla en las que, además de insultarle, le deseaban la muerte. Parece evidente que habrá que defenderse legalmente para que hechos así no queden impunes, y hay que hacerlo ya. El reto es normalizar la tauromaquia en la sociedad aprovechando todos los resquicios. Ya saben, toda piedra hace pared.

 

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