OPINIÓN

El lobo ya está aquí

martes, 3 de julio de 2018 · 09:16

“Auxilio, auxilio, que viene el lobo y nos va comer”, gritaba el pastorcillo alertando del peligro. Cuantos le oyeron se acercaron rápido para ayudarle. Pero sólo se trataba de una broma macabra sin ninguna gracia, y a pesar de los reproches de quienes habían acudido a su llamada, el insensato pastorcillo repitió la alarma varias ocasiones más, y a todas y cada una de ellas respondieron todos de inmediato para encontrarse una y otra vez con la misma burla. Hasta que se hartaron. Y justo dejaron de ir en su defensa cuando lamentablemente era verdad que el lobo iba hacia su rebaño. Así que el pastorcillo no pudo hacer nada para evitar que sus ovejas fuesen devoradas por la fiera.

Hace años que muchos aficionados a los toros y algunos periodistas venimos advirtiendo de la posible llegada del lobo al sector taurino. Otros periodistas y demasiados profesionales siempre han parecido reticentes a creerlo. Esgrimiendo que la tauromaquia ha pervivido a pesar de prohibiciones reales y papales, se han dejado ir mientras el lobo no acababa de llegar; aunque sin duda se iba acercando sigilosa y peligrosamente. En este momento me da la impresión de que la alimaña ya está aquí, y a ver ahora qué rey o qué Papa lo arregla.

En España la afición ha defendido el toreo a capa y espada, con su tiempo y con su dinero, mientras los que viven del negocio apenas se han inmutado ante las amenazas que acechaban. Ha habido tiempo para planear una buena estrategia de defensa, para forzar reuniones fructíferas con los diferentes dirigentes del Estado, para desmontar las mentiras de los antis, para denunciar las injurias, para blindar la tauromaquia. Pero apenas se ha hecho nada, y lo que se ha llevado a cabo no ha trascendido y mucho menos ha atemorizado lo más mínimo a los detractores.

Actualmente se dan las circunstancias para que el lobo esté en la valla del cercado relamiéndose la boca. Pedro Sánchez debe ciertas facturas a quienes le pusieron en el sillón de la presidencia del Congreso. Y Podemos quiere cobrar la suya a cuenta de Radio Televisión Española. Los podemitas tienen la oportunidad de ponerse al frente del ente estatal. Han pedido que no le pongan líneas rojas a su dirección, o lo que es lo mismo, que les dejen campar a sus anchas y hacer lo que les dé la gana.

Podemos es el partido que ha presentado una propuesta de ley en la Asamblea de Madrid con la que pretende prohibir con carácter general la entrada y permanencia de menores de 18 años en plazas de toros y recintos habilitados para la realización de eventos taurinos, incluidas escuelas taurinas, y además modificar la Ley de Tele Madrid para que no se retransmitan corridas, avances, anuncios o resúmenes de espectáculos taurinos.

Podemos es el partido que ha utilizado malintencionadamente la imagen de un torero cuando era un niño para, según ellos, prevenir los efectos perjudiciales de la tauromaquia en los más jóvenes, aunque el matador en cuestión, no sólo no tiene ninguna tara mental sino que está estudiando ciencias políticas. Si Podemos acaba accediendo a la dirección de RTVE los toros se pueden despedir se aparecer en la pantalla estatal. Desaparecerá el programa Tendido Cero y la mínima información taurina que aún pervive en los telediarios será algo del pasado.

Y ya saben, lo que no sale en la tele no existe. Los jóvenes no tendrán ninguna referencia taurina y en pocos años las plazas serán un desierto. Es posible que los profesionales de ayer y de hoy lleguen a cobrar su jubilación, pero los de mañana ya pueden ir buscándose un puesto entre los asesores de Podemos si quieren cotizar para su retiro. O se empieza ya a denunciar las calumnias e injurias que el sector taurino sufre a diario, se consiguen resoluciones judiciales ejemplares que paralicen a los impunes antis, se pone en valor el toreo y se consigue blindar la tauromaquia, o el lobo entrará al cercado y el daño será irreparable. Porque el lobo no viene; el lobo ya está aquí.

Veremos el precio de la factura que Podemos le pasa al PSOE y veremos quién la paga. Me parece a mí que va a ser a costa de los españoles, entre ellos aquellos partidarios de los toros que cotizan sus impuestos, tienen los mismos derechos y merecen el mismo respeto que podemitas, antis y dictadores. Esperemos que no sea demasiado tarde y que Pedro Sánchez no lo consienta.

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