CARLOS BUENO

No es desconocimiento sino desinterés

martes, 9 de junio de 2020 · 08:04

Hace sólo un par de semanas, el mundo taurino se rebeló y armó un buen embrollo a través de una campaña que llevaba por título “la cultura no se censura”. La discriminación que sufre el sector respecto a las ayudas que reciben del Estado el resto de actividades a causa del coronavirus, y el ninguneo al que es sometido el segundo espectáculo en vivo y por número de espectadores, provocó el estallido de la gente del toro que denunció que estaba siendo sometida a una auténtica segregación por motivos ideológicos y acabó pidiendo la dimisión del Ministro de Cultura, Rodríguez Uribes.

La práctica totalidad de los medios de comunicación se hicieron eco de las reivindicaciones de los taurinos y el alcance de la acción fue tal que el Ministro llamó a sus representantes para pedirles una tregua bajo la promesa de manifestar bien a las claras el compromiso del Gobierno con la tauromaquia en su siguiente comparecencia, que tuvo lugar cuatro días después en la Comisión de Cultura. Pero el discurso de Rodríguez Uribes no resultó lo contundente que se esperaba limitándose a pasar la pelota a Comunidades y Ayuntamientos.

Por otro lado, el pasado sábado el Ejecutivo anunciaba que en la Fase 2 de la desescalada pueden abrir las plazas de toros sin superarse un tercio del aforo autorizado ni reunir más de 400 personas, y sin alcanzar la mitad de la capacidad y, en todo caso, un máximo de 800 personas en la Fase 3. O sea, que se consiente el reinicio de la actividad taurómaca, aunque hacerlo supondría una ruina económica de incalculables dimensiones. Sólo hay que imaginar la plaza de Las Ventas con 800 entradas vendidas de las 24.000 de las que dispone. Es decir, que mientras en otros espectáculos se permite una ocupación del 50%, en el caso de la plaza de Madrid sólo se autoriza el 3’3%. En definitiva, que la discriminación continúa.

El lío que se ha vuelto a formar ha sido importante. El presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia habló con el Rey de España, Felipe VI, para hacerle partícipe de las demandas de los ganaderos de bravo y explicarle los valores medioambientales de las dehesas. El Partido Popular y VOX han solicitado para el toreo una rebaja del IVA y ayudas en consonancia al resto de actividades. Y además se ha promovido que el próximo fin de semana se organicen “quedadas” o paseos taurinos por toda la geografía española en los que profesionales y aficionados manifestarán su malestar con esta situación.

No es creíble que nuestros gobernantes permanezcan ajenos a este revuelo. Por eso no hay quien se trague que, ante la pregunta de un periodista sobre el valor ecológico del toro de lidia y la posibilidad de rebajar su IVA, el Presidente del Gobierno manifieste que “no tiene datos para poder posicionarse sobre esta cuestión”. ¿Cómo no va a tener datos el Presidente del Gobierno? Detrás de la respuesta de Pedro Sánchez no hay desconocimiento sino desinterés. No le inquieta la tauromaquia ni la situación de sus gentes, y eso no parece lo más apropiado para el dirigente de un país.

¿Por qué no coge el toro por los cuernos de una vez? Si va proteger el toreo amparándose en la ley que lo diga soportando el enfado de sus socios de Gobierno antitaurinos, y si decide seguir poniéndole trabas que lo confiese abiertamente cargando con las posibles consecuencias ante la justicia y en las urnas. En esta cuestión no se puede nadar y guardar la ropa. Debe interesarse y posicionarse, si no es que no lo ha hecho ya.

 

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