CAPOTAZO LARGO

Toreros diferentes por los que peregrinar

martes, 5 de octubre de 2021 · 07:29

Hace unos días tuve una discusión –ordenada y educada– con un buen amigo, profesional taurino y excelente aficionado. Los diferentes gustos personales fue el detonante que inició el cambio de impresiones entre nosotros. Habíamos visto juntos una novillada y, según su punto de vista, uno de los actuantes había estado cumbre. Le había encantado porque técnicamente lo había hecho perfecto. No osé a rebatirle tal afirmación porque él mejor que nadie sabía de lo que hablaba. Además yo pensaba como él. Su aseveración era cierta, pero en cambio me atreví a decirle que a mí no me encantó y aposté a que en unos días ni él ni yo nos acordaríamos del nombre del chaval. Por el contrario, vaticiné que sí que recordaríamos a otro de sus compañeros de terna, posiblemente con lagunas pero más entregado, con una actitud irreprochable que denotaba ambición, en definitiva estando en novillero.

Por supuesto que mi amigo mostró su desacuerdo conmigo, pero, para resumir, sólo diré que de aquella discusión han pasado dos semanas y que ayer le pregunté los nombres de los dos novilleros y sólo recordaba al más imperfecto. No quiere decir esto que uno llegue a ser matador de ferias y el otro no consiga doctorarse. Los toreros cambian, unos para mejor y otros para peor. Algunos lo hacen tiempo después de haber tomado la alternativa y vaticinar quién va a ser figura del toreo en el futuro es pura banalidad.

Recuerdo que en aquella discusión comenté que el baremo para saber el grado de interés que tiene un toreo para mí radica en su capacidad de movilizarme. Si me motiva a peregrinar tras él y recorrer 500 kilómetros para verle es porque me encanta. Si por el contrario, no consigue incitarme a viajar siguiéndole, es porque no me atrae lo suficiente. Ojo, hay grandes figuras del toreo con una técnica depuradísima y una capacidad extraordinaria a los que admiro y de quienes no me perdería una actuación suya en plazas de mi tierra; pero no cojo el coche para ir más allá.  

En mi gusto entran toreros diferentes. Diferentes entre sí y sobre todo diferentes a todos los demás. Hay matadores que torean con una perfección asombrosa pero no llegan a alcanzar la cima, y uno siempre se pregunta por qué motivos. Hay muchas razones para explicarlo, pero eso sería tema para otro artículo. Lo que tengo bien claro es que diferentes fueron El Cordobés y El Viti, por poner dos ejemplos de devociones que ya no están en activo.

En la actualidad hay varios toreros diferentes, quizá no lleguen a la media docena, y Morante es uno de ellos. Me seduce su arrolladora personalidad, su puesta en escena, su preocupación por desempolvar suertes del toreo en desuso, su compromiso con la tauromaquia, su abandono cuando se siente, su profundidad cuando el toro se lo permite, su verdad… también sus dudas cuando no lo ve claro, su sinceridad cuando decide abreviar, sus miedos e imperfecciones… porque al fin y al cabo es artista y humano, y el arte y los hombres no son máquinas exactas. Y además yo soy más de artistas que de artesanos.

Últimamente he hecho mucha carretera para verle, pero no he tenido la suerte de presenciar una de sus faenas excelsas. Hace unos días sublimó el toreo en Sevilla y yo me lo perdí. Así que ya tengo motivos para seguir su estela la próxima temporada, porque seguro que continuará siendo uno de los toreros diferentes por los que vale la pena peregrinar.

 

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