CAPOTAZO LARGO

Como decíamos ayer

martes, 18 de mayo de 2021 · 08:59

Cuando Fray Luis de León recuperó su cátedra en la Universidad de Salamanca después de cinco años encarcelado por la Inquisición, comenzó la clase con la mítica frase “como decíamos ayer”, una cita que siempre ha sido sinónimo de borrar aquello que no tendría que haber sucedido. Los toros han regresado a Madrid como decíamos ayer, como si la pandemia no hubiese ocurrido. Salvo por la reducción de aforo impuesta por las autoridades sanitarias, los carteles de la feria de San Isidro de Vistalegre han supuesto un punto y seguido a cualquier ciclo pre-covid.

La también conocida como La Chata de Carabanchel, ha anunciado a las figuras y a un buen puñado de toreros sobresalientes con sobrados méritos y, como decíamos ayer, mucho toro de domecq. Un guiño a la sangre Núñez, otro a la torista de Saltillo y mucho domecq. No debe ser mala cosa que haya mucho domecq en un serial porque es lo que piden las figuras, y si lo hacen es porque confían en este encaste para lograr el éxito seguros de que proporciona un porcentaje de animales aptos para expresar su toreo superior al de otras ramas.

Pero, lo pretendan o no, el resultado es un espectáculo más predecible, menos espontáneo, más técnico, menos emocionante. Y cuando sale por chiqueros un astado con inesperada movilidad y picantes embestidas, los problemas crecen y se señala al animal como culpable de la falta de estética de la obra, cuando en realidad no es necesario que todas las faenas resulten limpias y templadas, sino sorprendentes y admirables.

Después de más de un año sin ferias al uso, porque la Gira de la Reconstrucción era otra historia, los toros han vuelto como decíamos ayer. Pero, con el ansia que se presuponía que tenía la gente por volver a las plazas, resulta que no hay 6.000 aficionados que vayan a Vistalegre, que es el aforo máximo autorizado por la Comunidad de Madrid. Se vendieron alrededor de 1.000 entradas el primer día, unas 3.000 el segundo, otras tantas el tercero, poco más de un millar el cuarto y no llegó a esa cifra el quinto (cuando escribo este artículo).

¿Qué ha ocurrido para que la reventa no haga su agosto en el mayo carabanchelero? Ocurre que las localidades de tendido alto cuestan 45 euros y, dependiendo de la función, hasta 250 una contrabarrera. Ocurre que después de la crisis económica que ha provocado el coronavirus los bolsillos de muchos espectadores están seriamente afectados y no pueden permitirse ese desembolso. Ocurre que faltan atractivos en los carteles y sobra previsibilidad. Ocurre que, en general, no se ha hecho nada a nivel profesional, que estamos igual que antes de la pandemia, que no hay un plan de desescalada, que la pelea en las Administraciones por la viabilidad de los festejos no ha existido. Ocurre que, por un lado se huye de la politización de la tauromaquia y por otro todo se confía a los apoyos políticos. Ocurre que se sigue esperando el dinero de la televisión de pago para salvar las ferias. Ocurre que, como decíamos ayer, sólo se mira a corto plazo y después de más de un año no se ha aprendido nada.

Por fortuna ahora hay partidos que parecen estar por la labor de defender y promover el toreo. Esperemos que otros se les unan. Por fortuna la televisión de pago sigue interesada en los toros. Esperemos que continúe con tal intención y que otras cadenas se le sumen. Porque si no es así, como decíamos ayer, estamos perdidos.

 

9
2
25%
Satisfacción
37%
Esperanza
25%
Bronca
12%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia