CAPOTAZO LARGO

Los empresarios nos mienten

martes, 27 de julio de 2021 · 08:33

Los empresarios taurinos nos engañan. Al menos eso parece desprenderse de sus actuaciones. Porque una cosa es lo que dicen y otra lo que hacen. Según sus palabras, las de la gran mayoría de ellos, el asunto económico está muy pero que muy mal. Antes de la pandemia tenían que hacer encaje de bolillos para que el resultado saliera cuenta con paga, y después de ella sólo consiguen equilibrar ingresos y gastos si los ganaderos medio regalan sus toros y si los toreros reducen sensiblemente sus honorarios.

Escuchas a unos y otros y te pones a temblar. Los ganaderos perdiendo dinero, los toreros jugándose la vida por nada, y quienes tienen que organizar los festejos sin ganar un euro. Esto se acaba, piensas. Pero no será así cuando los empresarios ofertan cantidades desmesuradas con tal de regentar una plaza más. El reciente ejemplo de la licitación por Valencia es clarificador.

El pliego estipulaba un canon mínimo de 150.000 euros, 50.000 menos de lo que pagaba el actual gerente, Simón Casas. El empresario francés ha sido uno de los más críticos con las condiciones de arrendamiento de la práctica totalidad de recintos taurinos que últimamente han salido a concurso, especialmente las del valenciano, que conoce a la perfección después de siete años a su frente. “La fiesta de los toros está en peligro total. Esto se va al carajo si no se toman medidas. En Valencia he perdido dinero”, aseguró tajante después de la última feria que organizó.

Habrá que pensar que nadie mejor que él sabe los números de la plaza de Valencia. Por eso no se entiende que ahora su socio en la empresa Nautalia haya presentado una plica con 452.000 euros cuando tenía la oportunidad de no dar más de 150.000. ¿Pero no habíamos quedado que pagando 200.000 euros de alquiler ya se perdía dinero? No hay que ser muy listo para intuir que, a partir de este momento, al menos se perderán 252.000 euros más cada año.

Pero la puja al alza no ha sido una exclusiva de Nautalia, sino de todas las empresas que han pugnado por Valencia. La cifra más baja expuesta fue de 265.000 euros, 115.000 más de lo que exigía el pliego. Una barbaridad. De todos es sabido que el concurso valenciano era una auténtica subasta que se decantaría por el mejor postor. Parece ser que la Diputación Provincial tenía que atenerse a unas leyes que imponían que eso fuese así. Mal por la institución que no solucionó a tiempo esa circunstancia, y peor por los empresarios que entraron al juego.

Me hubiese quitado el sombrero ante ellos si se hubieran reunido para acordar todos ofrecer el mínimo, ni un euro más, y que las mejoras propuestas tuvieran que ver con la programación, descuentos al público y abonados, apoyo a la escuela taurina y a los novilleros, etc. Y que gane el mejor.

Pero ha ganado el que más dinero ha puesto. Si fuese verdad lo que dicen también el que más perderá. Sería de desear que el aumento del alquiler no acabe repercutiendo en el precio de las entradas ni en los sueldos de los toreros ni en el pago a los ganaderos.

Yo he sido uno de los que he mantenido que los cánones de arrendamiento de las plazas de toros de titularidad pública deberían salir a coste cero. Se subvenciona el cine, el teatro, la música, la danza… ¿por qué no ayudar a la tauromaquia concediendo el alquiler a cambio de una esmerada programación? Eso sería proteger, promover y difundir la tauromaquia, como establece la Constitución que deben hacer los poderes públicos. Pero no volveré a hacerlo, no defenderé la economía de unos empresarios que hablan mucho pero no hacen nada, que nos mienten o son necios. Si quieren pagar que paguen, porque, visto lo visto, debe ser que, en realidad, les sobra la pasta.

 

13
2
42%
Satisfacción
0%
Esperanza
57%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia