CAPOTAZO LARGO

El turno llegará a todos

martes, 8 de noviembre de 2022 · 08:33

El pasado mes de abril, la Cámara de Representantes de Colombia aprobó el proyecto de ley que pretendía prohibir las corridas de toros en el país, que dejaría de dar las ferias de Bogotá, Cali, Manizales, Medellín, así como en más de un centenar de municipios que programan festejos taurinos. Hace sólo unos días el proyecto se debatió y, afortunadamente, fue rechazado de manera muy ajustada por 78 votos en contra del mismo y 75 que pedían la abolición.

En Ecuador las prohibiciones se han sucedido a lo largo de las últimas décadas. La feria Jesús del Gran Poder se desarrolló en la Monumental de Quito hasta 2011. Desde entonces las trabas gubernamentales y locales se han incrementado para acabar primero con el ciclo y después prácticamente con la tauromaquia integral.

En Perú, en febrero de 2020, el Tribunal Constitucional desestimó prohibir las corridas de toros como pedía una demanda colectiva, pero sólo seis meses después el Consejo Metropolitano de Lima aprobó una moción que establecía que ningún bien inmueble que administre directa o indirectamente la Municipalidad se arrendara para corridas de toros. Este año termina el alquiler de la plaza de Acho, donde se está celebrando la feria del Señor de los Milagros. ¿Será la última?

En 1992 comenzó en Venezuela la llamada Revolución Bolivariana, que sirvió para empobrecer a la población y enriquecer a Hugo Chávez y a los dirigentes del país. El proyecto se fundó sobre cimientos de odio que incluía borrar la herencia hispana, entre otros aspectos los toros. Por aquel entonces se celebraban en Venezuela cerca de 250 espectáculos, hoy no llega a la decena, y el número de ganaderías que era superior a 30 ha descendido a menos de media docena.

A mediados de este mismo año el recinto taurino más grande del mundo anunciaba que se habían acabado las corridas de toros. México, un país cuya fuerte tradición ha dado vida y luz a miles de espectáculos, cerraba la plaza de la capital por orden del juez federal Jonathan Bass, que concedía la suspensión definitiva tras un amparo promovido por la asociación civil ‘Justicia Justa’ que considera que el trato “degradante” a los toros viola el derecho a un medioambiente sano. A la espera de que se pueda revocar la suspensión, Distrito Federal no anuncia temporada.

El próximo 24 de noviembre, la Asamblea Nacional Francesa debatirá la prohibición de los toros, una proposición de ley que fue promovida por el diputado parisino anti especista Aymeric Caron que está apoyada por France Insoumise (Podemos francés) y los Verdes. La Union des Villes Taurines Françaises y el Observatorio Nacional de las Culturas Taurinas serán los encargados de defender la tauromaquia ante un panorama que se antoja complicado. De las 36.000 ciudades y poblaciones que hay en Francia, los toros sólo existen en 56 de ellas. De los 577 diputados del hemiciclo, parece ser que un 80% estaría a favor de la abolición. Convencer a la mayoría de que respeten las libertades de todos no será tarea fácil.

El paisaje no puede ser más desalentador para los amantes del toreo. Cada país hace la batalla por su cuenta. Cada ciudad busca aliados que argumenten su persistencia. Cada plaza plantea su campaña en redes sociales. Es una guerra de guerrillas débil. Se tapa un agujero y se abre otro boquete. Se pone un parche en un lugar y revienta el asunto por otro lado. Nunca antes se hizo tan imperiosa la necesidad de unirse. La unión hace la fuerza. Una unión internacional que busque remedios globales. Es urgente que se cree un Órgano Taurómaco Universal. Pero nada hace prever que eso llegue a producirse. Aquí cada cual va a lo suyo, a organizar sus festejos con los dedos cruzados esperando que no le llegue el turno. Pero el turno llegará. De la forma que se está abordando el problema, pronto o tarde, la derrota parece asegurada.

 

ARCHIVOS