CAPOTAZO LARGO

Chanel, ¡bravo torera!

martes, 24 de mayo de 2022 · 05:38

Confieso mi alegría por el tercer puesto de Chanel en el festival de la canción de Eurovisión, una posición que sabe a éxito después de comprobar que la gente sigue teniendo una sensibilidad a prueba de bombas, nunca mejor dicho, y que Ucrania le debió mucho de su triunfo a un apoyo popular que tiene que ver con la dura injusticia de la invasión rusa que este país está sufriendo. España fue la mejor valorada por el público después de Ucrania y, de no haber sido por la situación bélica, a buen seguro se habría coronado vencedora.

No soy eurofan ni sigo este acontecimiento musical habitualmente. Para que el lector se haga una idea, el segundo puesto de Betty Missiego en 1979 me marcó de tal forma que desde entonces Eurovisión me importa bien poco. Betty veraneaba en Cullera. Yo jugaba a vóley playa cada tarde con sus tres hijos y a menudo la veía pasear como una diva majestuosa por el Marítimo. En fin, que la decepción que me supuso su derrota en la última votación provocó que mi interés por este concurso desapareciese por completo, quizá con la salvedad de la participación de Rosa en 2002.

Pero este año era diferente. Quería que ganase Chanel para que los haters se quedaran con un palmo de narices, los que metieron a la música en la batalla política dictaminando que había otra composición con una letra más feminista que debería haber representado a España, una oda a las tetas de las mujeres y su simbolismo. En el momento de la clasificación, CCOO pidió anular la victoria de Chanel, y partidos como Unidas Podemos, entre otros, mostraron su preocupación por algunas de las frases que contenía su canción. Tal fue el acoso, que Chanel tuvo que cerrar sus redes sociales para evadirse de los haters y centrarse en su preparación.

Hace sólo unos días, Nacho Cano recordó en el programa El Hormiguero su etapa en Mecano y la libertad que se respiraba en los años 80 y 90, cuando se escribía según lo que se sentía sin buscar una corrección política que contentase a algún bando. El músico aseguró que en la actualidad existe un tipo de censura que impide expresarse con total independencia, que estamos expuestos a prejuicios que colocan etiquetas de las que ya no hay forma de librarse, y acabó apostando por Chanel, a la que conocía a la perfección por formar parte del musical que el madrileño estaba preparando en el momento en el que fue elegida para Eurovisión.

Cuando la cantante salió al escenario pensé que los haters no descansan y que ahora sería el turno de criticar su atuendo, que dejaba visibles sus sugerentes nalgas. Que si mujer objeto, que si erotismo excesivo, que si hipersexualización y machismo… Creí que los tiros irían por ahí. Pero me equivoqué. Nada de eso parecía molestar a los haters progresistas. Lo malo, lo peor, lo imperdonable, lo intolerable, era que Chanel lucía un body de luces y una chaquetilla que semejaba la de un torero. ¡Pecado! Los haters no podían resistir que la marca España apareciese visible para millones de espectadores en todo el mundo. Una cantante de éxito, con la bandera nacional y ataviada con algo que recordaba el mundo taurino era insufrible para ellos.

Palomo Spain, uno de los diseñadores más cotizados en estos momentos y creador del vestido, intentó zanjar el asunto explicando que se había inspirado en la moda goyesca. Lástima que el sastre no tuviera el valor de Nacho Cano para presumir de su libertad de creación y despreciar a los haters, seres negativos y tóxicos que alardean publicando sus odios seguramente porque no tienen ocupación y necesitan emplear su tiempo en algo que haga sentir su presencia, individuos de los que hay que huir para no quedar infectado. Ojalá el Gobierno sea capaz de encontrarles pronto un trabajo digno, por el bien de todos.

Confieso que este año vi Eurovisión y que me alegré con el éxito de Chanel, una extraordinaria artista con nombre de perfume francés que nació en La Habana, a los cuatro años se afincó en Cataluña y optó por el imaginario taurino para representar a España. Ufff… cuántos odios insoportables juntos. ¡Bravo Chanel!

 

ARCHIVOS