CAPOTAZO LARGO

Normalizar el toreo más allá de Jesulín

martes, 14 de junio de 2022 · 08:50

El último día de abril el Real Madrid conseguía su 35º título de Liga. Ni soy futbolero ni madridista, pero me alegré al ver que Nacho Fernández celebraba la conquista toreando de salón en el césped del Santiago Bernabéu. El defensa blanco fue el encargado de recoger el testigo de Raúl y Sergio Ramos y con el capote dibujó un manojo de verónicas de bella factura y una media repleta de enjundia muy coreada por el público.

Días antes Joaquín Sánchez había hecho lo propio en el estadio de La Cartuja después de que su Betis le ganara la final de la Copa del Rey a mi Valencia. El capitán del equipo sevillano es un habitual en este tipo de celebraciones, y lo que hacía diferente ésta de las anteriores es que el gran maestro Curro Romero estaba presenciando la imagen desde la tribuna.

Que dos deportistas tan reconocidos se signifiquen con el toreo de forma espontánea y natural, sin prejuicios ni vacilaciones, es para estarles agradecidos. Que dos personajes tan famosos hayan presumido de afición ante las cámaras de medio mundo ha supuesto un escaparate de incalculable valor para normalizar la tauromaquia en una sociedad cada vez más buenista, superflua y falsa. Nacho y Joaquín, sin ser toreros, se han convertido en el mejor ejemplo a seguir por los taurinos, demasiadas veces retraídos a la hora de enorgullecerse de su pasión si el ambiente no parece propicio.

Por otra parte, y ahondando en el excelente escaparate que es la televisión, esta temporada Antena 3 ha apostado por Jesulín de Ubrique para participar en su concurso El Desafío, a cuya final llegó el torero gaditano. Por su innata alegría y afán de superación, Jesús se convirtió en uno de los competidores más carismáticos y queridos de una edición que cosechó sobresalientes cotas de pantalla cada jornada.

Pero aún más, el célebre Pablo Motos le invitó a El Hormiguero, el programa de máxima audiencia en España. En tono desenfadado y siempre con su típica simpatía, Jesulín habló del toreo y de sí mismo con sinceridad, confesando que el torero aprende a convivir con el miedo y a controlarlo para poder jugarse la vida por la única razón de tratarse de la profesión más bonita, difícil y pura.

Recordó la dureza de las cogidas y la necesidad de prepararse física y mentalmente al más alto nivel. Explicó qué son las reatas ganaderas, algo que la inmensa mayoría de mortales desconocen, y hasta contó que, en la época en la que fue el español más famoso, llegó a firmar una exclusiva millonaria para realizar una gira musical en la que, entre otras, cantaría su célebre canción “Toda”, pero que rescindió el contrato porque le perjudicaba para su profesión por los ataques que recibía por parte de sus detractores.

El de Ubrique proclamó la verdad del toreo con tanta espontaneidad como franqueza, y millones de telespectadores que jamás le vieron torear conocieron un poco más la tauromaquia y sus valores. Si a Nacho y a Joaquín habría que agradecerles su implicación con el mundo taurino, a Pablo Motos habría que reconocerle su valentía al entrevistar a un torero en tiempos en los que imperan las apariencias y la cobardía.

La tauromaquia necesita ser tratada como una cuestión normal. No puede resultar un tema tabú del que mejor no hablar para evitar posibles discrepancias o enemistades. Todo ha de empezar por cada uno de los aficionados que, dentro del respeto, han de conversar de toros con total libertad en cualquier lugar.

La actitud exhibida por algunos personajes famosos es un modelo a seguir, y la inmejorable ayuda que, de vez en cuando, proporciona Antena 3 y también los informativos Tele 5, es un clavo ardiendo al que el toreo ha de agarrarse, valorar y potenciar para que la normalización taurina no se corte. Ahora cabe recordarles que, más allá de Jesulín, hay un montón de toreros jóvenes e interesantes que seguro cautivarían a los televidentes.

 

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