CAPOTAZO LARGO

Pablo Hermoso: fresca veteranía

martes, 13 de septiembre de 2022 · 07:24

Fresco y clarividente. Pablo Hermoso de Mendoza sigue con su pasión por el rejoneo intacta y con la misma ambición de hacer el toreo bueno que siempre mostró. Hace sólo unos días hizo el paseíllo en Bocairent, la plaza más antigua de la Comunidad Valenciana, un coso que cuenta con un ruedo de reducidas dimensiones que incita a intuir problemas para poder torear a caballo con soltura. Pero llegó Pablo y desmontó cualquier teoría sobre complicaciones. Fue aparecer el centauro de Estella y disiparse las dudas. Se podía citar y templar las embestidas. Se podían hacer piruetas y cabalgar a dos pistas. Se podían utilizar las cabalgaduras a modo de capote y muleta. Y así lo hizo el caballero navarro.

Su intervención fue pura delicia. Gracia y pellizco. Sorpresa y ortodoxia. Riesgo y temple. Pureza total. Siempre verdad. Toreo hermoso. No hacía falta entender de rejoneo para sentir la emoción, por momentos la conmoción que provoca la tauromaquia sincera. Sin duda está tocado con la varita especial que señala a los artistas diferentes, únicos. Uno no puede cansarse de verle porque la exquisitez, la calidad y la categoría nunca cansan, no aburren.

Volver a presenciar una actuación suya resultó un privilegio y una alegría. Estuvo en maestro porque eso es lo que es y de lo que ejerce. Encuentra solución a los problemas de sus antagonistas con asombrosa rapidez y lucidez, y lo hace con facilidad, sin aparentar nerviosismo ni esfuerzo, y se preocupa de sus compañeros de terna con admirable interés. En Bocairent actuaba junto a su hijo Guillermo y a Pablo Donat, un rejoneador valenciano que tomaba la alternativa.

Es lógico que muestre especial atención por su vástago y que intente facilitarle las claves para su éxito. Pero eso mismo hizo además con el joven toricantano, a quien no dejó de alentar pretendiendo que la tarde resultara triunfal también para él. A nadie la pasó inadvertida la actitud del veterano caballero, inquieto en el callejón y siempre pendiente del nuevo alternativado, a quien aconsejó en todos los momentos de su labor. Un detalle que le honra.

Pablo Hermoso ya no entra en batallas estadísticas por las orejas. Su guerra es consigo mismo y su objetivo es únicamente seguir dando lo mejor y crecer artísticamente. Y esa tranquilidad de la que ahora goza le permite disfrutar todavía más de lo que hace y hacer disfrutar a los espectadores. Aún así, su raza y pundonor no le permiten el conformismo y sigue disgustándose cuando pincha una faena de premio, como quedó patente ante el primer toro al que se enfrentó en Bocairent. Eso va con el carácter ganador de los mejores, como es su caso.

Recibió la alternativa hace 33 años de manos de Manuel Vidrié. Su carrera no fue fácil. Los primeros años resultaron especialmente duros. Salir a torear a cualquier plaza era una aventura y no le importaba tener que vestirse en el camión o debajo de un puente. Su explosión llegó cinco años después de doctorarse gracias a un festejo televisado. A partir de entonces triunfó en las plazas de todo el mundo mientras que su preocupación no era otra que darle categoría a su profesión. Huyó de las abusivas colleras, luchó por la importancia de anunciarse con cuatreños, evitó ventajismos, marcó un punto de inflexión y consiguió su pretensión: que el rejoneo se hiciera toreo.

Hay quien vaticina que no seguirá mucho tiempo en activo, el justo hasta que su hijo ocupe un puesto entre los mejores, lo que ya ocurre. La verdad es que se ha ganado el estatus que tiene y, por supuesto, un merecido descanso. Pero ojalá se equivoquen los futurólogos y nos siga deleitando con sus obras maestras durante mucho tiempo.

 

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