CAPOTAZO LARGO

Morante, menos cantidad más exclusividad

martes, 20 de septiembre de 2022 · 07:43

A veces me he preguntado quién es mi torero predilecto y jamás he encontrado la respuesta. Me quedaría en blanco ante un hipotético ultimátum que me obligara a decantarme por uno solo. Les admiro a todos y muchos de ellos poseen estilos que les hacen diferentes, únicos. Y dentro de esas diferencias que distinguen a unos de otros, es justo convenir que José Antonio Morante de la Puebla tiene una personalidad marcada que le aleja del resto de compañeros.

A ciertos aficionados les seduce de forma inexplicable. También los hay que le detestan. Provoca alabanzas desmesuradas y reproches fuera de tono. Lo cierto es que Morante no deja indiferente a nadie y es capaz de poner de acuerdo a partidarios y detractores en un instante. Es uno de los pocos coletudos que evocan a los artistas de antaño, los de todo o nada, blanco o negro, excelsitud o decepción; vestigio de lo que significaron entre otros Rafael ‘El Gallo’, Curro Romero o Rafael de Paula, con la salvedad de que José Antonio es infinitamente más regular en el éxito que los citados.

El secreto quizá sea que posee un valor superior, una técnica muy depurada o que no ha tenido más remedio que adaptarse a los tiempos. Ahora la sociedad exige inmediatez y rentabilidad, lo que en una plaza se traduciría en ponerse a torear sí o sí con independencia de las condiciones del toro y, a poder ser, cortar orejas para sentir que el precio de la entrada ha valido la pena, y quien no ofrece una mínima parte de estas cualidades es desterrado. Sea por lo que fuere, el de La Puebla es capaz de sacar partido a un número de astados muy superior al de otros genios y, además, a animales con sangres diferentes a los habitualmente lidiados por los matadores de su corte.

Su capacidad y compromiso han provocado que sea él quien esté tirando del carro durante los dos últimos años. La temporada pasada fue especialmente complicada por ser la primera de vuelta paulatina a una cierta “normalidad” tras el parón provocado por la pandemia de Covid. Y ahí estuvo él facilitando su contratación en todo tipo de cosos con el aliciente de anunciarse con ganaderías consideradas duras y de encastes minoritarios.

En la presente campaña está siguiendo la misma tónica, muchos paseíllos y variadas genéticas. Su actuación hace sólo unos días en la feria de Salamanca ante los del hierro de Galache me pareció sublime y pienso que no se valoró como merecía. Más allá de las orejas conseguidas, sus faenas fueron un compendio de poderío y estética al alcance de muy pocos. Los ‘patas blancas’ de su lote acometieron de forma desigual, poniendo a prueba las facultades y reflejos del sevillano que solventó la situación con autoritaria maestría. Embestidas y quehaceres sorprendentes que mantuvieron la atención del público en todo momento. Tauromaquia de antaño adaptada al toreo actual. No hubo el ritmo y la ligazón que hoy se reclama, pero a cambio provocó un interés especial y apareció el pellizco.

Desde luego que este año Morante ha firmado y firmará labores mucho más notorias y trascendentes, no en vano a su paso por Salamanca ya llevaba casi 90 festejos toreados. Y ese es el “pero” que le pongo. Nunca antes un torero de arte se había acercado a tales cifras. Es más, los artistas siempre afirmaron que necesitaban cierto reposo entre corrida y corrida para asimilar lo realizado, descansar y concitar de nuevo a las musas. Quizá José Antonio sea un súper dotado difícil de encasillar, pero lo cierto es que en alguna de sus últimas actuaciones se le ha visto falto de frescura y un tanto aplomado. Es la única explicación que le encuentro al exceso de castigo que ha infringido en varas a ciertos antagonistas. El resultado ha sido el desencanto de un público que quiere y merece verle en plenitud.

Después de un tiempo asumiendo la responsabilidad de máxima figura del toreo, de ayudar con su tirón taquillero a revitalizar el sector, no estaría mal que el de La Puebla echara el freno y espaciase sus paseíllos. Estoy convencido de que eso le conferiría un halo de exclusividad y magnificencia a su carrera.

 

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