CAPOTAZO LARGO
Esto no podía quedar así, señor Ponce
Se marchó sin avisar. Dijo adiós cuando ya estaba fuera. Pero no dio un portazo al salir. Es más, ni cerró la puerta. De forma inesperada, por sorpresa, el 28 de junio de 2021, Enrique Ponce publicaba en redes sociales un mensaje en el que daba las gracias a quienes durante más de tres décadas le habían acompañado y anunciaba haber decidido hacer un alto en el camino y retirarse por tiempo indefinido. ¿A través de las redes sociales? Muy raro viniendo del maestro de Chiva, siempre tan serio y elegante en sus formas también fuera del ruedo.
Por delante le quedaban muchos compromisos adquiridos, muchos contratos que ya no cumpliría. Sí, todo muy raro viniendo de un hombre de palabra que ha cimentado su reputación a lo largo de los años. Definitivamente ese no era su estilo y tenía que arreglarlo. Esta cuestión no podía quedar así.
Y ahora sólo ha tenido que empujar levemente la puerta que dejó entreabierta para que se le reciba con los brazos abiertos. En 2024 volverá a vestirse de luces. Abrirá campaña en Nimes el 17 de mayo, y después… Después nadie lo sabe a ciencia cierta, posiblemente ni siquiera él.
Se habla de una temporada de una quincena de corridas, quizá más. Dependerá de cómo se encuentre. Conociéndole seguro que se encontrará bien. No volvería si no estuviera al cien por cien física y anímicamente. Cumplirá 52 años en diciembre pero conserva las cualidades de un chaval de 25 y una ambición única.
Dicen que podría hacer el paseíllo en Almería, Málaga, Alicante, El Puerto de Santa María, Gijón, Murcia, Pontevedra… ¿Bilbao, Zaragoza?... Se comenta que se anunciará en la Feria de San Miguel de Sevilla y en la de Otoño de Madrid. Hablan de que podría despedirse en su Valencia el 9 de octubre. ¿México, Colombia, Ecuador…? Es pronto para saberlo. Lo importante es que vuelve y que “desfacerá el entuerto” que dejó en 2021, después de un año tirando del carro tras asumir la responsabilidad de una máxima figura en tiempos difíciles, cuando la pandemia de Covid dejó temblando a la sociedad y al toreo.
Vuelve para llenar plazas y para alegría de los empresarios, con quien siempre se portó bien en materia económica. Vuelve para seguir sumando festejos, un marcador que dejó en 2.099 corridas desde que en 1990 tomase la alternativa. En todo este tiempo estoqueó más de 5.000 toros e indultó a 53, más que ningún otro matador en la historia. Es el único que sumó más de 100 festejos por temporada durante 10 años consecutivos. Se anunció con todo tipo de encastes, siendo la figura del toreo que más Victorinos ha lidiado. Abrió la puerta grande de todos los cosos del orbe taurino, entre ellas las de La Maestranza de Sevilla y cuatro veces la madrileña de Las Ventas.
Ha recibido innumerables títulos y distinciones, como la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes y el Premio Nacional de Tauromaquia. Recibió la Alta Distinción de la Generalitat Valenciana y fue el primer torero nombrado académico de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.
Sin duda Enrique Ponce es un referente dentro y fuera de los ruedos, y la cuestión de su marcha no podía quedar así. Vuelve para decir adiós como merece un personaje de su talla, como merece la afición y como merece la tauromaquia. Serán una quincena de paseíllos, quizá una veintena, ¿qué más da? Lo que se puede asegurar es que cada actuación será una lección de torería, de afán de superación y de rivalidad consigo mismo. Porque el ansia por seguir mejorando y creciendo artísticamente la conserva intacta, y esa no puede ser mejor noticia para los espectadores.
Vuelve el torero que se ha enfrentado a los toros más imponentes y la persona que muestra una humildad sorprendente en su vida cotidiana. Bienvenido, señor don Enrique Ponce.