CAPOTAZO LARGO
Vicente Barrera a la hoguera
Erre que erre. Dale que dale. La izquierda más radical, intolerante y olvidadiza intenta imponer sus doctrinas por la vía del machaqueo, del agotamiento. Los abanderados de la libertad y los derechos de todos los colectivos por minoritarios que sean, pretenden implantar sus ideas a base de insistencia, de repetir una y otra vez sus proclamas hasta la extenuación, hasta que queden marcadas en las mentes por cansancio. A Vicente Barrera le llevan frito, aunque parece que a él se la trae al pairo. Él solito se basta para replicar y defenderse. Desde que fue nombrado vicepresidente de la Generalitat Valenciana y Conseller de Cultura y Deporte, ha sido blanco de las iras de las izquierdas extremistas.
Unidas Podemos y, sobre todo, Compromís, le han convertido en su diana predilecta. ¿El argumento? Que es torero. ¡Qué profundidad! Deben pensar que los toreros no son personas dignas, o que se trata de seres inferiores. ¿Si usted es torero cómo va poder opinar sobre cualquier tema? Si usted es torero no tiene derecho a pensar y, en todo caso, sus razonamientos no deben ser tenidos en cuenta. Eso dictamina el Santo Sanedrín que se autodenomina progresista, como si lo no que no sale de su seno fuese retroceder.
Y en ese ansia de dictar lo que marca el progreso y el retraso, en sus leyes sagradas el toreo aparece en la segunda opción; y los toreros son parias, seres marginales a quienes hay que estigmatizar, despreciar, humillar, invisibilizar y condenar. No quieren recordar que, a lo largo de la historia, hubo y hay toreros de derechas y de izquierdas, monárquicos y republicanos, algunos de los cuales participaron de forma altruista en festivales jugándose la vida a favor de las milicias comunistas. Quizá por eso Santiago Carrillo fue a los toros, o el Che Guevara.
¿Vicente Barrera? ¡Torero! Pues a la hoguera. Pero Vicente ha salido respondón. No se achanta. No sucumbe. No se rinde. ¿Será porque lo toreros tienen fama de valientes? Seguramente, y porque es un Tío preparado, en el ruedo y fuera de él. No ha esgrimido su condición de licenciado en derecho, que podría haberlo hecho. Le ha bastado presumir de ser torero. “No sé lo que ha hecho usted en la vida”, le dijo a una redundante y cansina diputada de Compromís, “pero lo más grande que he hecho yo es ser vicepresidente del Gobierno valenciano y matador de toros”. Y, sin tartamudear, apostilló: “Soy torero y muy orgulloso. ¿Cree que me avergüenzo? La ley dice que el toreo, la tauromaquia, es cultura; en Valencia y en España”. Pues sí, con claridad y valentía respondió Barrera harto de tener que escuchar tantos intentos banales de menospreciarle.
No respondió Pablo Motos a Joan Baldoví. El presentador valenciano no suele entrar en el cuerpo a cuerpo porque, de hacerlo, no tendría tiempo para otras cosas. El líder de Compromís espetó al presentador: “yo siento vergüenza al verte y cambio de canal”. Está en su derecho de cambiar de canal y ponerse el programa presidencial “Con Maduro+” en Vepaco TV de Venezuela. Sin embargo, proclamar que siente vergüenza al verle es otro ejercicio de desprecio, desaprobación y desconsideración, todo muy alejado del respeto a la pluralidad que pregona Baldoví y los suyos. Por cierto, hubo quien le contestó que “lo que da vergüenza es decir un día que la amnistía es inconstitucional y al siguiente que no”, añadiendo que también da vergüenza tener imputados en el partido por asuntos con menores de edad. Personalmente, y hablando de materia taurina, me da vergüenza el antitaurinismo de Compromís en las Cortes de la capital, mientras sus alcaldes de pueblos que organizan toros padecen en sus carnes los dictámenes centrales.
Por cierto, un concejal de Compromís de uno de esos pueblos, me comentó que las fiestas taurinas locales bien podrían evolucionar hacia una Semana Grande sin toros, sólo con actuaciones musicales. “¿Evolucionar?”, le interpelé. Y qué manía con adoctrinar sobre lo que es progresar y evolucionar. Pues eso, que creen estar en posesión de una superioridad moral que les erige en baluartes de la única verdad absoluta y, como lo que opinan los demás está de más, dictan que “a la hoguera con ellos”. Desde luego, hacen falta más Barreras.