CAPOTAZO LARGO

El Bono, más allá de lo económico

martes, 14 de febrero de 2023 · 06:34

El Gobierno de España puso en marcha el Bono Cultural Joven en 2022 con un triple objetivo: ofrecer a quienes cumplían 18 años un impulso económico para descubrir la cultura, generar hábitos de consumo de productos culturales entre la juventud, y revitalizar el sector cultural en nuestro país, muy castigado durante la pandemia.

El Real Decreto se lanzó el 22 de marzo y excluyó explícitamente los espectáculos taurinos, aunque entre las actividades en las que se permitía gastar los 400 euros de ayuda se incluía la industria de las vídeoconsolas, pudiendo adquirirse juegos en los que se simula la muerte de personas, algo que no se antoja demasiado cultural.

La Tauromaquia está amparada por nuestra Constitución, que dicta que los poderes públicos tienen la obligación de tutelarla y promoverla, y fue declarada Patrimonio Cultural de España mediante la Ley 18/2013. Es por ello que la decisión del Ministerio de Cultura y de su titular, Miguel Iceta, era arbitraria, sectaria, fanática, totalitaria y hasta ilegal.

Por esa razón, la Fundación Toro de Lidia interpuso un recurso ante el Tribunal Supremo que se adivinaba relativamente sencillo, y era lógico considerar que ganar la resolución era cuestión de tiempo. Finalmente así ha sucedido. El Supremo ha anulado el veto taurino del bono, entre otras cosas porque era un sinsentido que Cultura se pusiera en contra de la cultura, que la prevaricación prevaleciera ante la legalidad.

La sentencia recuerda que el Constitucional también dejó clara la “naturaleza cultural” del toreo y considera que los toros tienen reconocidas por ley “sus dimensiones cultural, histórica y artística”. Iceta asegura ahora que acatará el fallo del Tribunal. Faltaría más. ¿Es que pensaba que los políticos están por encima del resto de mortales? ¿O acaso se le había pasado por la cabeza seguir prevaricando?

La exclusión de 2022 ha producido un quebranto patrimonial para la tauromaquia, sobre todo en el ámbito empresarial. Pero, más allá del daño económico, lo que perseguían los abolicionistas era provocar un corte generacional, una estrategia bien estudiada que ponen en práctica en todas las esferas posibles cada vez que se tercia.

El Bono Cultural Joven está dirigido a quienes alcanzan la mayoría de edad y, por tanto, a las generaciones venideras, perspectiva que es fundamental cuando de la conservación y promoción del patrimonio cultural se trata. Y ahí es donde siempre atacan los antis intentando mermar un eslabón de futuras aficiones. De momento se ha ganado una batalla, pero la guerra continuará en nuevos frentes y hay que estar preparados para reaccionar de inmediato.

El año pasado el Bono lo recibieron 281.557 jóvenes, el 57’8% de los nacidos en 2004 y que, por tanto, cumplían los requisitos para solicitarlo. Y de los 210 millones de euros incluidos inicialmente en los Presupuestos Generales del Estado, el gasto previsto pasó, por tanto, a sólo 112 millones. Ahora queda en manos del sector taurino decidir si reclama la parte que le hubiera correspondido de ese pastel. Eso parece más complicado de conseguir y, precisamente por ello, debería ser el nuevo flanco de ataque. Una victoria en ese campo sería algo moralmente colosal.

 

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