CAPOTAZO LARGO
La subasta de Algemesí y la relatividad
El último sábado de marzo se llevó a cabo en Algemesí la tradicional subasta de cadafals, es decir, las pujas por cada uno de los 29 puestos que conforman la plaza donde en el mes de septiembre se celebrará la ancestral Semana Taurina, la feria de novilladas más antigua del orbe taurino.
El coso de Algemesí es, sin duda, uno de los más originales de cuantos existen. Se trata de una obra de artesanía popular erigida en madera y levantada cada año por los peñistas locales que heredan la maestría para construirla de generación en generación. Ubicada en la Plaza Mayor de la localidad, y con las lógicas mejoras en materia de seguridad, ha mantenido su fisonomía rectangular desde mediados del siglo XIX.
Antiguamente el ayuntamiento subastaba el suelo donde luego los peñistas montarían sus graderíos, llamados cadafals. Con el dinero obtenido el Consistorio organizaba la feria, mientras cada una de las peñas defendía el importe pagado en la subasta intentando aforar su cadafal. Los únicos que exponían eran los peñistas, que si no conseguían vender suficientes entradas para completar el remate de la subasta tenían que poner de su bolsillo la cantidad pertinente, mientras que el Ayuntamiento siempre configuraba el ciclo según el montante recaudado con antelación, sin ningún riesgo económico.
Hace 44 años el Consistorio cedió la organización del serial a una Comisión integrada por un miembro de cada peña. De tal modo, hoy en día todo sigue igual, o muy parecido. La Comisión Taurina diseña la feria con el remate de la subasta, los cadafaleros son quienes arriesgan su dinero, y el Ayuntamiento ve cómo le preparan las fiestas locales sin necesidad de complicarse en cuestiones internas.
El acto primero, con el que se inaugura cada nuevo ejercicio de la Semana de Toros de Algemesí, es la subasta de cadafals. Una vez adjudicados los puestos se pone en marcha todo el engranaje de funcionamiento de la organización de la Feria: constitución de Comisión, elección de presidente, designación de vicepresidentes, formación de subcomisiones, visitas a ganaderías… El método de otorgar los puestos de la plaza por medio de subasta se implantó a finales del siglo XIX, habida cuenta que la demanda para construir cadafals fue en aumento en esa época. Como anécdota, reseñar que en el Archivo Municipal se conserva el acta del 20 de septiembre de 1893 que refleja que “el encargado de la subasta de los puestos de la plaza rinde cuentas, habiendo recaudado cuatrocientas ochenta y tres pesetas, y cincuenta céntimos, que ingresaron en la Caja Municipal”.
El remate de la subasta de este año ha sido de 437.700 euros, una cantidad nada desdeñable en los tiempos que corren. Si la comparamos con el récord de recaudación conseguido en 2007, cuando se llegó a los 826.850 euros, la cifra parece pobre. Sin embargo supone un incremento de 25.900 euros respecto a la del año pasado. La mitad que en época de esplendor económica, pero más que la temporada anterior en plena crisis financiera. Así que todo es relativo y lo que se antoja clave es que finalmente no sea demasiado. En general, la situación de los bolsillos españoles no está para tirar cohetes. Si la gente se abona y saca entradas no habrá problema para que la alegría continúe el próximo ejercicio. Si, por el contario, el público se retrae y los cadafaleros tienen que dividir pérdidas y pagar a escote, el pesimismo provocará que en la subasta del año venidero haya menos licitantes dispuestos a arriesgar su dinero.
La relatividad se resolverá en septiembre. De momento sabemos que habrá feria y que hay motivos para ser positivos. Así que pensemos en positivo.