CAPOTAZO LARGO

El toro que nos une

martes, 18 de abril de 2023 · 07:24

El toro está fuerte en la calle, donde los aficionados viven su entusiasmo con una pasión desmedida. Para ellos no se trata de un espectáculo, o de un pasatiempo, o de una diversión. Es un sentimiento, una manera de entender la vida, una religión. La gente de la calle se lo guisa y se lo come. Quizá ese sea el secreto. No puede haber fiasco ni descontento. Podrá resultar el toro bueno, regular o malo, pero es el que la comisión ha elegido después de reuniones, visitas a ganaderías, seguimiento del animal y pago. Pago que sale de las cuotas, de las rifas y de los esfuerzos de los peñistas. No hay engaño porque el espectador es empresario, organizador, veedor y cliente a la vez, y así es imposible que el desenlace de la fiesta final acabe decepcionando.

El toro de la calle está enraizado y fuerte. Desconozco los datos nacionales, pero en Valencia, mi tierra, la pasada temporada 259 municipios realizaron funciones taurinas, se tramitaron 605 expedientes y se autorizaron 8.702 festejos. De entre las diferentes modalidades de tauromaquias populares, el toro de cuerda es el que menos actos celebró, pero su número aumenta año tras año. Es posible que la razón estribe en la posibilidad de participación de todo tipo de gente: los que tiran de la cuerda en corto, los que lo hacen a distancia, los que corren, los que se atrincheran en las bocacalles, los que miran desde lo alto de los cadafales y los vecinos que abren las puertas de sus casas para ver pasar a los astados y dar cobijo a los más apurados.

El toro de cuerda comporta una confraternidad mayúscula. La suelta del primer animal suele producirse temprano, sobre las ocho de la mañana. Una hora más tarde saltará el segundo, y después el pueblo se convertirá en un gigantesco comedor donde los almuerzos se reparten entre lugareños y visitantes, que peregrinan a cada villa donde se anuncia una de estas funciones. La cuerda por delante o por detrás del astado, más larga o más corta, de un color o de otro, con badana o sin ella, enfundados o limpios. Cada municipio tiene sus formas  y tradiciones que hacen del toro de cuerda un rito singular. 

El pasado domingo Moncada acogió un encuentro de Bous al Carrer que contó con una afluencia masiva de aficionados llegados desde toda la Comunidad Valenciana. Por primera vez en esta ciudad se exhibieron dos toros de cuerda gracias a la implicación de las peñas de Chiva y de Onteniente. La experiencia no pudo resultar más positiva. El día se vivió con excitación desde primera hora y la emoción inundó unas calles repletas de entusiastas que, una vez finalizadas las dos exhibiciones, pudieron compartir su fervor en el resto de actividades que completaron la jornada: carretones para niños, presentación de un libro, charlas, paella gigante, un concierto…

Muchos aficionados al toreo en plaza han mirado a la gente de la calle por encima del hombro, y se equivocan. En la calle están las raíces, el apasionamiento, el poder. De la calle han surgido multitud de aficiones y de toreros. La calle es la tradición contra la que nadie podrá jamás. Si la calle aguanta la tauromaquia pervivirá le pese a quien le pese. Que nadie olvide que vamos a los toros, a la plaza de toros, a los toros de la calle, al toro embolado, al toro de cuerda. El toro es el nexo de unión. Es el toro el que nos funde y hermana, nunca el que nos separa. El toro está fuerte en la calle, y eso es una bendición para todos los taurinos. Que nadie lo olvide.

 

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