CAPOTAZO LARGO

Enrique Ponce en El Hormiguero

martes, 30 de mayo de 2023 · 07:44

El anuncio de la presencia de Enrique Ponce en el programa El Hormiguero de Antena 3 resultó, en principio, sorprendente. A lo largo de más de 33 años de impecable trayectoria profesional, el torero de Chiva no se ha prodigado en espacios televisivos que no fuesen estrictamente taurinos y jamás ha accedido a contar intimidades de su vida personal a pesar de las suculentas exclusivas que le han ofrecido. Ni siquiera de la retransmisión de su boda, que fue un evento social seguido multitudinariamente por la televisión autonómica valenciana, admitió cobrar una sola peseta. Por eso ahora resultaba chocante que Ponce apareciese en el programa de entretenimiento de mayor audiencia en España, máxime cuando lo hacía acompañado de su novia Ana Soria para revelar detalles de su relación.

No era muy complicado adivinar las razones por las que el maestro valenciano había acabado concediendo la entrevista al mediático Pablo Motos. Desde que el diestro se separó de su esposa, los ataques por parte de cierta parte de la prensa se habían prodigado de forma indiscriminada, con saña y crueldad. Enrique era el malo de la película, así lo dictaminaron unilateral y tajantemente lo carroñeros que viven de vilipendiar sin piedad a cualquier ser humano que pueda acarrearles el mínimo beneficio económico, todo lo contrario que la intachable “hoja de servicios altruista” de Ponce. No hay rigor, ni dignidad, ni decoro, ni decencia. El fin lucrativo justifica los medios. Los afines a su ex-mujer torpedeaban al matador y a su nueva pareja mientras ellos no entraban al trapo. Ni una respuesta. Ni un reproche.

Los motivos del desencuentro amoroso no habían trascendido. Es más, a día de hoy no se saben con certeza. Y en secreto deberían mantenerse porque a nadie le importan las intimidades de un matrimonio. Si se rompió el amor fue porque ambos tuvieron su parte culpa y lo evidente es que lo mejor para ellos era tomar caminos separados, como cada año hacen más de 90.000 casados en España. Por otra parte, a Ana Soria no la conocía nadie, pero también se convirtió en la diana de los ataques más despiadados. Habían motivos de sobra para quejarse, seguramente hasta para querellarse. Pero el silencio fue su estrategia.

Ahora, con los papeles del divorcio firmados y después de que su compañera tuviese que ir a terapia, el torero había decidido dar el paso de presentarla, de que se la conociese de verdad, de contar el calvario que han pasado con tantas ofensas y difamaciones. Y todo ello sin perder su habitual clase y elegancia, pues la única condición que puso para asistir al programa fue no sacar a colación su pasado sentimental. Enrique no pretendía relatar su versión de la ruptura, no quería hablar mal de la que fue su cónyuge y hacerle daño. Sólo se comentaría el presente para que las personas de buena voluntad sacaran sus propias conclusiones.

Con total sinceridad, creo que el objetivo se cumplió. Que cada cual haga su juicio porque no creo que Ponce vuelva a pisar un plató para estos menesteres. Pero, como “no sólo de pan vive el hombre”, y no sólo de chismes se alimenta el periodismo, de forma distendida y cercana el diestro también contestó a cuestiones profesionales. Recordó percances y miedos, narró cómo decidió dejar de torear en 2021 y dejó la puerta entreabierta a un posible regreso para hacer una decena de paseíllos en plazas emblemáticas en su carrera que significarían una despedida definitiva y oficial.

2.554.000 telespectadores se enteraron de todo esto en directo. El toreo necesita normalizarse en la sociedad y este es un buen primer paso. Sería oportuno que la tauromaquia siguiera gozando de minutos en prime time para mostrarse y explicarse de forma profesional y certera ante tanto público sin elementos de juicio y premeditadamente a la contra.

 

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