CAPOTAZO LARGO

Emocionante no es determinante

martes, 9 de mayo de 2023 · 06:30

La situación confiere importancia al hecho. Uno puede colar un precioso penalti a lo Panenka entrenando en el patio de su casa, pero eso no tiene la mínima trascendencia. En cambio, si sucede en la final de la Champions el artífice se convierte en ídolo. Se puede meter una canasta desde el campo contrario en un partido de la liga autonómica de baloncesto, y los amigos se volverán locos. Sin embargo, si se realiza en la fase final de la NBA, la repercusión será internacional. Jon Rahm embocó en un golpe decenas de veces mientras se preparaba, pero cuando se coronó leyenda del golf fue cuando se hizo con la chaqueta verde del Másters de Augusta.

Quienes alcanzan la consideración de figuras en lo suyo, son aquellos que no fallan en los momentos de la verdad. Ganó Rafa Nadal todos los Gran Slam de tenis, porque de lo contario de nada le hubiera valido realizar partidos épicos en las primeras rondas. Y lo mismo ocurre en el toreo. Las figuras los son porque se lo han ganado, porque han triunfado a golpe cantado en las ferias importantes, porque han poseído 11 cualidades sobre las 10 necesarias para llegar a la cima.

Los escalafones de todas las épocas están repletos de buenos toreros que no alcanzaron el estatus que se les presuponía. Lo hablaba hace unos días con un compañero que defendía la excelencia de un exquisito torero al que ponía a la altura de los cielos. El súmmum, la majestad, la perfección, el mejor de la actualidad. Torea bien el exquisito, lo comparto. De hecho he conducido muchos quilómetros tras él con la esperanzad de verle una actuación rotunda. Pero después de muchos años doctorado todavía no sabe lo que es triunfar en Madrid, ni en Sevilla, ni en Valencia, ni en Bilbao, ni en Zaragoza, ni en… y así es difícil que sea el mejor.

Discutimos sobre la emoción del toreo, que resulta evidente que puede surgir en cualquier plaza con independencia de su categoría. Pero esa es otra cuestión. De lo que se trata es de importancia, de trascendencia, de la situación donde aparece la emoción. La gran faena del exquisito en Talavera, en Manzanares o en Linares no sirve para erigirse en figura. En Talavera, en Manzanares o en Linares se puede torear con el alma y emocionar al respetable, pero, con todos mis respetos, Talavera, Manzanares o Linares están en la historia de la tauromaquia por los luctuosos sucesos que allí ocurrieron, no por faenas trascendentes, porque esas sólo ocurren en los cosos fundamentales.

En 2004 César Jiménez indultó un toro de Fuente Ymbro en Algemesí. Fue algo impactante. Pero lo que le valió para estar en los mejores carteles y ser líder del escalafón fueron sus continuos éxitos en las ferias importantes, donde sale el toro íntegro, donde el público es más exigente, donde la prensa recoge lo sucedido y lo difunde, donde la presión aprieta de verdad y donde triunfar sólo está al alcance de unos pocos que, además de ser buenos toreros, saben gestionar todas las circunstancias para salir victoriosos sin fallar.

Emocionante y determinante no van siempre de la mano. Dependerá de la situación donde se produzca. Ser capaz de torear bien es importante, pero no determinante. A sabiendas del respeto que se debe tener siempre que hay un animal bravo de por medio, y a sabiendas de que la vida de un torero siempre está expuesta porque no hay enemigo pequeño, hay que convenir que las faenas memorables que han pasado a los anales de la historia y que sirvieron para otorgar galones a sus ejecutantes, sucedieron en las plazas más significativas. Y es que, sin duda, la situación confiere importancia al hecho.

 

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