CAPOTAZO LARGO
Curro y Sabina: emoción eterna
La pasión por los toros excede entendimientos y trasciende las barreras de la posición social y las afinidades políticas. Sin duda se trata de una atracción de difícil explicación que requiere de una sensibilidad especial.
A primera vista puede parecer un contrasentido que los aficionados a la tauromaquia amen al toro, el verdadero rey de la Fiesta, que vive en libertad durante al menos cuatro años antes de gozar del derecho a defender su vida en la plaza, incluso a ser indultado y vivir el resto de sus días padreando en paz. Esta peculiar dualidad, en la que se venera tanto al diestro como al animal, es uno de los elementos que hacen del toreo una expresión única.
A lo largo de la historia, la tauromaquia ha sobrepasado las diferencias políticas y ha tenido gran significación para personas de todas las tendencias. Sin embargo, en tiempos recientes, algunos políticos han impuesto sus gustos personales en sus formaciones, olvidando que los toros siempre fueron del pueblo y despreciando la riqueza y la universalidad de esta pasión.
El toreo ha dejado su huella en creadores de todos los géneros. A pesar de la creciente presión social y el miedo a perder adeptos, algunos artistas valientes no ocultan su amor por el arte de Cúchares. Nombres como Andrés Calamaro, Joan Manuel Serrat, Miguel Bosé, Jaime Urrutia, Loquillo o Joaquín Sabina son ejemplos destacados de figuras públicas que han mostrado sin tapujos su pasión por esta tradición.
Recientemente, Joaquín Sabina ofreció un emotivo concierto en la histórica plaza de La Maestranza de Sevilla. Tras interpretar la primera canción, el cantautor paró para sorprender al público revelando que uno de sus toreros predilectos, Curro Romero, estaba presente entre los asistentes. Sabina no pudo ocultar su emoción y expresó su admiración por el "Faraón de Camas", sin duda una fuente de inspiración para él después de haber presenciado varias faenas suyas en ese mismo coso donde ahora se encontraban. El gesto desató un coro de aplausos, tanto de la audiencia como del propio cantante, que dedicó el concierto al maestro.
Curro Romero, conocido por despertar pasiones y polarizar opiniones, nunca dejó indiferente a nadie. Es lo que ocurre cuando se torea con autenticidad. La emoción que se experimentó en Sevilla con Sabina y Curro es un testimonio de cómo el toreo sincero puede tocar el alma y crear momentos inolvidables, incluso siendo que el "Faraón de Camas" se había retirado de los ruedos hace más de dos décadas.
En un mundo en constante cambio, donde las opiniones y las tendencias evolucionan, sería importante que nadie nos privara del derecho a emocionarnos con la tauromaquia verdadera y eterna. Esta pasión que evade divisiones, nos recuerda la importancia de preservar y celebrar todo aquello que nos conecta con nuestra historia, nuestra cultura y nuestros sentimientos. Los toros son una manifestación de esta riqueza cultural, y su belleza y emoción deben continuar cautivando corazones sin importar las diferencias sociales o ideológicas.