CAPOTAZO LARGO
Fallas, una gran feria, sin preguntas
A la mayoría de empresarios taurinos (no diré a todos pero casi) les gustaría que la prensa especializada desapareciera. Me atrevo a afirmar que también querrían que no hubiese aficionados. Los aficionados son gente exigente y quejona, y la prensa es su altavoz denunciando injusticias y errores. Bueno, ese debería ser su cometido, porque la verdad es que cada vez hay más periodistas apesebrados y pelotas que ensalzan lo bueno (como debe ser) y ocultan lo denunciable; deshonroso para la profesión y flaco favor a la tauromaquia. Pero partiendo de la teoría de supuestas obligaciones, aficionados y periodistas son quienes, con sus pretensiones y reclamaciones, más pueden incomodar a los empresarios, que preferirían contar con un séquito de publicistas en vez de informadores, y con mucho público festivo esporádico en vez de entendidos fijos.
Quizá por eso, a la hora de presentar los carteles cada vez hay menos ruedas de prensa y más fiestas pomposas con especial representación de la sociedad civil de cada ciudad. Desde el atril se proclaman los titulares deseados y no se admiten preguntas. Y al finalizar cóctel para todos, y todo el mundo contento.
Que el próximo ciclo fallero es un gran serial es evidente. Con nombres como Roca Rey, Morante, Talavante o Pablo Hermoso entre los anunciados, nadie puede dudar de que se trata de una magnífica feria. Pero eso no implica que sea la mejor ni la más justa, ni siquiera “más grande y mejor de lo que era para orgullo de los valencianos”, como afirmó el empresario de la plaza de Valencia. Seguro que si le pregunta a Daniel Luque, a Fernando Adrián, a Tomás Rufo o a Diego Ventura, hasta a Téllez o de Manuel, la opinión es diferente. ¿Cabía alguno de ellos en Fallas? Estoy convencido de que sí ¿Continuaría siendo una gran feria, incluso para sentir más orgullo? Sin duda.
¿Por qué las primeras combinaciones de primera categoría del año tienen destierros tan notables? Posiblemente por intereses económicos en los despachos o estratégicos de la oligarquía taurina. Quién sabe, igual los ausentes rechazaron su contratación. Sea por lo que fuere, cada periodista lo tendrá que preguntar a título personal, porque en la presentación del cartel se afirmó que “es una gran feria justa y equilibrada” pero no se dieron explicaciones sobre sus carencias.
Tampoco hubo opción a aclarar por qué un festejo mixto se cobra a precio de corrida, o por qué los precios se han incrementado entre un 5’35 y un 7’30% (según el tipo de localidad) mientras el IPC sólo ha subido el 3’1%. ¿Será que en el sector todo se ha encarecido más? Si lo que se pretende es que los toros sean un acontecimiento elitista para público complacido, se está en el buen camino. En cualquier caso, no se sabe porque no se ha podido preguntar.
Que el próximo ciclo fallero es un gran serial es evidente. Pero insisto en que, mientras quede prensa especializada y aficionados fieles, dar explicaciones debería ser lo pertinente, máxime cuando se han quedado fuera tantos toreros interesantes y la feria todavía podría ser mejor.