CAPOTAZO LARGO
Libertad, respeto y justicia para 2024
El mundo taurino, rico en historia y en constante evolución, más por lo que se cuece fuera de él que por su liturgia perenne, pide tres deseos en el umbral de un nuevo año. Tres anhelos fundamentales y lógicos para que la convivencia sea mejor y para que la razón impere en los alberos.
Libertad. Que la sociedad celebre la diversidad de gustos. Porque cada individuo tiene derecho a disfrutar de sus propias aficiones y a emocionarse con ellas sin imposiciones doctrinales. El toreo, como arte y espectáculo, es parte de nuestra herencia cultural, y la libertad de elegir apoyarlo debería ser acatada. Eso implica que los espectadores puedan expresar sus preferencias sin enfrentarse a juicios apresurados, cuando no a insultos y a injurias.
Respeto. Consideración a las devociones de los demás, sin prohibiciones, con pleno reconocimiento de las razones de todos. La tolerancia y el entendimiento son fundamentales en una sociedad que busca cohabitar con diversas perspectivas. Restricciones que coarten los derechos de los aficionados no son la solución. Fomentar el respeto significa crear un ambiente donde tanto los partidarios como los críticos de la tauromaquia puedan coexistir pacíficamente, compartiendo opiniones y enriqueciéndose mutuamente. El diálogo abierto y la comprensión son las llaves que pueden abrir las puertas a una relación armoniosa en la sociedad.
Justicia. Honestidad en la organización taurina. Reconocimiento del esfuerzo y de los logros, tanto para los toros como para los toreros. En el ruedo se espera un tratamiento justo y respetuoso, lo que implica la repetición de las ganaderías triunfadoras y la desestimación de las que fracasan, el anuncio de los diestros ilusionantes en detrimento de los monótonos. Los entes taurómacos deben esforzarse por contentar a los aficionados, asegurando que las decisiones tomadas en la gestión del espectáculo reflejen las expectativas y pasiones de la audiencia. Un enfoque equitativo en la distribución de oportunidades y reconocimientos contribuirá a fortalecer la conexión entre la afición y el sistema empresarial.
Libertad, respeto y justicia, tres deseos que apuntan a crear un ambiente donde los toros puedan florecer en armonía con la diversidad de opiniones y valores en nuestra sociedad. Tres deseos que, de cumplirse, proporcionarían concordia en las calles y una honradez en los despachos que llenaría de argumentos a los amantes de la tauromaquia. ¿Una utopía? Cuánto me gustaría equivocarme, pero lamentablemente me temo que sí.