CAPOTAZO LARGO

La realidad de Ramírez

martes, 13 de agosto de 2024 · 07:23

“Si me preguntas por el nombre de alguno de los toreros actuales, no soy capaz de decirte ninguno”, me dijo Ramírez, compañero del grupo ciclista de los sábados. “Hombre, a Roca Rey lo conocerás”, le tanteé. Puso cara de póker y me aseguró que no. Ramírez es un tío joven, de treinta y tantos, espabilado, con un buen trabajo y amante de disfrutar su tiempo libre, sociable, no un ermitaño solitario, en fin, un buen ejemplo de alguien actual. “Me acuerdo de alguno de los de hace unos años, porque de vez en cuando sacaban noticias taurinas en la tele”, me explicó mientras pedaleábamos, “pero ahora no dicen nada de toros”, sentenció. Y tenía toda la razón.

Los estatutos de Televisión Española, la de todos, imponen que “debe promover activamente el pluralismo, con pleno respeto a las minorías mediante la información objetiva; impulsar la no discriminación y la diversidad cultural; asegurar la máxima continuidad y cobertura geográfica, social y cultural; y propiciar el acceso de todos a los distintos géneros de programación y a los eventos sociales y culturales, dirigiéndose a todos los segmentos de audiencia, edades y grupos sociales”. Pues bien, hoy en día estos estatutos los pueden romper y tirar a la basura porque, no sólo no se respetan, sino que nadie exige su cumplimiento, ni siquiera desde el sector profesional taurino, que es a quien le va el futuro en el asunto.

La realidad de Ramírez me abrió los ojos de nuevo. Yo siempre he insistido en que la televisión nacional en abierto debería retransmitir una corrida desde cada plaza significativa. Pongamos por caso Valencia, Sevilla, Madrid, Córdoba, Pamplona, Santander, Huelva, San Sebastián, Málaga, Bilbao, Ronda, Albacete, Salamanca, Zaragoza… diez o doce festejos representativos que muestren la diversidad taurina de nuestro país, lo que servirían para promover el toreo y, sobre todo, para enseñarlo, para que todos aquellos que lo desconocen puedan opinar conscientemente. Pero eso parece una batalla perdida.

Y digo que Ramírez me abrió los ojos porque ahora pienso que con un minuto en los telediarios sería suficiente. Un minuto de información taurina cada vez que se celebre una feria importante. Un minuto con la crónica de la tarde, con imágenes del triunfador, para que todos los Ramírez se familiaricen con los nuevos toreros, para que les suenen los Roca Rey, Juan Ortega, Borja Jiménez, Emilio de Justo, Marín, Aguado, Rufo, Ureña… Un minuto de pluralismo, respeto a las minorías, información objetiva, no discriminación y acceso de todos a los distintos géneros de programación.

Ramírez también me confesó que a él los toros “ni fu ni fa”, pero que estaba hasta las narices del sectarismo de algunos mandatarios que nos gobiernan y que controlan los medios de comunicación públicos, empeñados en imponer su pensamiento y censurar cuanto no les gusta. “A mí los toros ni fu ni fa, pero cuanto más me los quieren esconder, yo más partidario de ellos soy”, me confesó. Y pensé que no hay otra solución que convencer a todos los Ramírez de este país para que salgan a la calle a exigir que Televisión Española cumpla con sus estatutos. Lamentablemente, otra batalla perdida.

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