CAPOTAZO LARGO

Septiembre: mes del futuro

martes, 3 de septiembre de 2024 · 07:18

Septiembre es un mes crucial para los aspirantes a toreros y, por tanto, para el futuro de la tauromaquia. Durante este mes se aglutinan algunas de las principales ferias del escalafón novilleril en localidades como Arganda del Rey, Villaseca de la Sagra, Calasparra, Algemesí o Arnedo, plataformas decisivas para impulsar sus carreras si son capaces de mostrar su valía ante la afición y la prensa.

El hecho de que tantos ciclos importantes se celebren en septiembre presenta una serie de desafíos para los novilleros. Por un lado representa una ocasión de oro para destacar y asegurar contratos en plazas de categoría el año siguiente. Sin embargo, el anuncio de estos seriales en un solo mes también genera una competencia feroz y una presión considerable. Los chavales deben estar en su mejor forma física y mental, ya que cada actuación puede ser la que determine su futuro.

A pesar de la importancia novilleril de septiembre, es lamentable que todos estos festejos se organicen hacia el final de la temporada. Este compendio de oportunidades en un solo mes significa que los benjamines tienen pocas ocasiones para darse a conocer antes de que las ferias de tronío comiencen a diseñarse. Como resultado, muchos de ellos, por falta de contratos y de triunfos previos, no son considerados para ser incluidos en las pocas novilladas que se dan en ellas.

El desequilibrio en el calendario taurino, con la mayoría de las chances concentradas en septiembre, plantea la necesidad de una reflexión por parte del sector profesional. Sería oportuno buscar una solución que permita a los jóvenes tener más visibilidad desde el inicio de la campaña. Aquí es donde el apoyo de las Diputaciones y Comunidades Autónomas, junto con la colaboración de las empresas taurinas, podría ser fundamental.

Más allá de la loable iniciativa de la Fundación Toro de Lidia, la creación de un circuito más equilibrado de novilladas a lo largo del año no sólo beneficiaría a los aspirantes, sino que también podría contribuir a un halagüeño futuro de la tauromaquia, asegurando que las nuevas generaciones de toreros tengan el espacio y el tiempo necesarios para desarrollarse y consolidarse antes de enfrentarse a las grandes plazas. Además, una programación más dispersa permitiría a los aficionados seguir el progreso de los novilleros con mayor continuidad, fomentando un mayor interés y apoyo por parte del público.

La solución está en manos de los profesionales, respaldados por las instituciones, para asegurar que el arte de torear siga vivo y evolucione con cada nueva quinta.

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