JUAN CARLOS MESA

Los toros en estado de alarma

domingo, 15 de marzo de 2020 · 09:45

Hace exactamente una semana que nos frotábamos las manos por el inicio de la temporada taurina española, Olivenza e Illescas se ponían de largo con los mejores carteles posibles, lo que unido al anuncio de la presencia de José Tomás en Nimes, hacía colmar las ilusiones del aficionado de a pie que agotó el papel en ambas citas. No defraudaron, Ferrera indultó en Extremadura a un buen toro de Garcigrande y el Milagro de la localidad toledana se multiplicaba por tres con Morante, Manzanares y Pablo Aguado saboreando las mieles del éxito. Redondeaba Castella con otro indulto en México, Fallas y Castellón calentaban motores, Sevilla ultimaba los preparativos y Madrid encargaba el chaqué para la fastuosa presentación de la gran feria de San Isidro.

Una semana después, la nada, el panorama es desolador, lleno de incertidumbre, con el miedo de no saber qué depararán los próximos quince días y con la temporada colgada del aire, por obra y des-gracia de la pandemia del COVID-19, para la gente de a pie, Coronavirus. Festejos aplazados y suspendidos, que si las Fallas en julio, que si Sevilla en septiembre, que si Madrid es en mayo y no corre peligro por ahora... hasta Francia ha dicho adiós a Arles y al comienzo de Nimes; desconcierto absoluto. En cuestión de días se han ido al garete todas las ferias y festejos planificados para el próximo mes, todos los españoles confinados en casa y la saturación informativa de gente corriendo desesperada por los pasillos de Mercadona con el carrito de la compra atiburrado de papel higiénico. Y un sector, el taurino, débil, con los márgenes de beneficio muy limitados y al que el virus chino le puede poner la puntilla.

Porque no nos engañemos esto antes que espectáculo de masas y entretenimiento es un negocio y como cualquier otro business o la gestión doméstica de la madre de cualquiera de ustedes, los ingresos tienen que ser superiores a los gastos: aquellos ya no llegarán y estos ya vinieron, muchos compromisos cerrados, inversiones necesarias que hay que hacer con antelación y me temo que el margen de maniobra de los muchos pequeños y medianos agentes del sector taurino, sean empresas, ganaderos o profesionales, no lo van a poder soportar.  Es impensable que las grandes empresas gestoras de las principales ferias no puedan hacerle frente pero el rejonazo va a ser durísimo y tardará en cicatrizar.

El pasado fin de semana el gobierno de España era conocedor del riesgo que suponía la concentración masiva de gente ya fuera en el 8M, en Vistalegre o en una plaza de toros, por cierto. La tardanza en la reacción, si no nos quita la vida, nos va a buscar la ruina. Y para los toros y para toda aquella gente que vive al día de ellos no va a haber misericordia.

 

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