Por muy bien que se toree

Y llegó el domingo 18 de agosto del 2018 y con él la reaparición de Jesús Janeiro Bazán en los ruedos.  Lo hizo en la feria de San Julián de Cuenca tras estar ocho años apartado de los ruedos.

En esta, muchas fueron las notas y lecciones a tener en cuenta las que nos dejó el de Ubrique. Entre ellas, la conexión con las masas, el tirón popular, el alcance televisivo generalista y algún que otro repaso a sus tiempos de figura y en los que no deja muy bien parados a las figuras actuales (combinación de carteles, diversidad de encastes, etc..), así como también nos dejó una extraordinaria nota de prensa (tras la corrida) que debería ser de celebración obligatoria para todos los matadores a posteriori a las corridas en las principales ferias.

Una vez pasado el terremoto “Jesulín”, se abrió el turno de los habituales y casi ya desaparecidos corrillos taurinos, y con ellos, la variedad de opiniones y la melancolía de tiempos mejores.  En estos, opiniones a favor y en contra, donde surge la controversia, la competencia y crece la expectación.

En uno de estos corrillos tanto derivó la cosa que se terminó hablando de las diferentes épocas del toreo y dejando sobre la mesa la pregunta sobre qué mano a mano tendría más interés de verse en una plaza de toros actualmente.  Descartando el soñado Enrique Ponce, José Tomás, estos fueron los dos carteles que lograron coger forma y terminaron por enfrentar: Joselito vs Enrique Ponce o Roca Rey vs Ginés Marín. Por un lado, la veteranía y por otro el presente y futuro de la fiesta, ambos compuestos por excelentes y soberbios toreros, pero solo uno desató el interés.

Ustedes lleguen a sus conclusiones y realicen sus encuestas, sólo puedo decirles que el resultado final obtenido en este corrillo, tuvo como palabra definitoria para el enfrentamiento más deseado "Rivalidad", y es que sin esta rivalidad verdadera y feroz poco sentido y emoción tiene la tauromaquia por muy bien que se toree.