OPINIÓN

Sucedió en Chelva

viernes, 31 de agosto de 2018 · 15:00

Durante la celebración de sus fiestas patronales, los vecinos de este municipio serrano han podido disfrutar en su centenario coso de la evolución taurina valenciana.  Desde que el 22 de septiembre de 1909 Agustín Dauder y Francisco Vila Rubio inaugurarán este centenario coso, Chelva ha sido testigo del devenir de la tauromaquia valenciana.  Por su arena han pasado prácticamente todos los toreros valencianos del último siglo, figuras y aspirantes desgranaron su arte por la arena de su redondel soñando con la gloria y el éxito.

Muy a pesar de lo que me gustaría escribir, este centenario coso, no ha estado exento de las circunstancias actuales que vive la tauromaquia y aquellas grandes citas taurinas de antaño se han convertido desde hace tiempo en una cuna de oportunidades para los jóvenes aspirantes pertenecientes a la escuela taurina valenciana.

Para que el coso de la Avenida de las Ramblas Ahillas obre el milagro de la celebración de una clase práctica anual de la escuela taurina, es necesaria la implicación desinteresada de los jóvenes locales que conforman la peña taurina.  Ellos son los que invierten su tiempo y dinero en hacer las veces de personal de servicio y adecuar la instalación taurina para que el futuro de la fiesta tenga su oportunidad de forjarse y soñar el arte de Cuchares.  Pero todo este esfuerzo e ilusión puesto por los jóvenes chelvanos, fue pisoteado y desagradecido el pasado domingo por la persona de D. Santiago López.  El ex- matador, ex -apoderado y actual veedor y cara visible en Valencia de la empresa Simón Casas Production con su actitud prepotente y altanera tumbó y echó por los suelos todos los esfuerzos realizados por los chavales de la peña.  Total, porque el mozo que ejercía de presidente no otorgó una oreja ante una petición minoritaria. Entonces, fue cuando D.  Santiago enfureció, auto-proclamándose presidente, empresario y respetable, ordenó que se le otorgase un apéndice al primer actuante, él, fue quien tuvo la osadía de enfrentarse a los jóvenes de la peña para que aquello tomase el rumbo que deseaba, vertiendo presuntas amenazas verbales tales como;" no es necesario para este tipo de espectáculo un presidente”, y, “o se ajusta a las circunstancias o nosotros tomaremos las riendas".  Riendas, que ya había tomado con su chulesca actitud, ante la bondad juvenil de los peñistas.

Pues bien señor Santiago, no debería de olvidar que gracias  a estos jóvenes aficionados, sigue viva y abierta la plaza de Chelva, que la verdad taurina de cada ciudad la marcan sus aficionados  y que mucho más lícita fue la actuación  de aquel casual presidente, que la de usted, ya que con sus hechos y presión acondicionó la actuación del presidente (que regaló orejas a troche y moche a lo largo de la tarde) a la par que arrebataba la ilusión de toda una peña y mentía a los actuantes y al mundo taurino en un falso resultado final.

Así que, reflexione señor Santiago, haga balance y piense quien hizo más daño a la tauromaquia, ¿aquel joven que no otorgó la primera oreja de la tarde, o usted que se auto-proclamó dueño y señor de una tarde en la que nada fue real?

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