EN CORTO Y POR DERECHO
Animalistas contra El Toro Júbilo de Medinaceli
Por José Carlos ArévaloEs posible que el precedente milenario de los toros de fuego sea el sacrificio del toro en honor del dios Ra, señor solar del fuego y la tormenta, hijo de la vaca celestial y padre de los humanos: los egipcios se llamaban a sí mismos “el ganado de Ra”. El imperio faraónico llegó un día hasta Anatolia. Quizá por ello en el antiguo Oriente Próximo se celebraban festivales con toros de fuego. Pero que en España desde tiempos inmemoriales haya fiestas en homenaje al toro de fuego es un misterio indescifrable.
Que pasados los siglos y por estos lares surja ahora una exótica orden de inquisidores laicos, justamente autodenominados animalistas, hoy empeñados en prohibir el arcano Toro de fuego de Medinaceli, prueba que ninguna sociedad está libre de la incultura y de la extravagancia.
Que este año dicho toro haya muerto a mitad del rito nadie sabe por qué, aunque no fue por el fuego del cual estaba absolutamente protegido, ha sido una oportunidad de oro para que estos singulares indocumentados lleven a juicio a la buena gente de Medinaceli, prueba el peligro de que la extravagancia de las modernas sectas empiece a ser normal.
Que un tribunal de justicia pueda admitir a trámite la absurda denuncia de un puñado de pirados animalistas es todavía más extravagante. Si se divulgaran los principios antihumanistas del animalismo, que proclaman, entre otras barbaridades, la igualdad de derechos entre humanos y animales, y si a los niños no se les dijera que un ciervo es Bambi, otro gallo nos cantara.
Que los animalistas son el principal enemigo de los animales es algo que saben todos los aficionados a los toros. Saben que si se prohibieran las corridas se extinguiría el toro de lidia, la raza de más variabilidad genética de todos los bovinos, la que mantiene gran parte de la dehesa ibérica, un paraíso ecológico sin parangón. Y también saben que la desaparición del toro, de todos sus encastes y de sus varios ecosisestemas, a los animalistas les trae al fresco.
España es un país que tiene la singularidad de haber accedido a la civilización industrial y tecnológica sin perder sus fiestas ancestrales. ¡Defendamos el Toro Júbilo de Medinaceli!