A escape...

Claro que se puede. Se puede hasta más allá de lo virtualmente posible. Lo acabo de ver por televisión sin pestañear. Sin poder cerrar los ojos como platos.

Hemos ido bajando, bajando y hemos llegado con el inefable Cantinflas en la memoria (que siendo botones quiso ser diputado), más allá del foso del ascensor, hasta los infiernos que creíamos sellados por la Constitución.

En los oídos aún se me atropellan las imputaciones   entreveradas de amenazas. Todos contra todos... A veces lo parecía. Pero no; unos contra unos y éstos contra los que esperan o necesitan su ayuda.

El mérito (que no es tal) de quienes dicen buscar y querer practicar el diálogo es conseguir la “perra gorda.” En otras palabras: Con el pretexto de conformarse con el rabo del toro se quieren llevar  también el espinazo.

Y, claro, se formó un monumental guirigay. ¿Cómo salimos del mismo?

-No está en mi mano.

         oOo

...Y ante tanta pasión desatada en la Cámara, al parecer por el bien de Las España, no debería olvidarse que hay diputados/as que antes de la tormentosa sesión aportaron unas novedosas formas de jurar y prometer y ahora, una de sus  señorías, ha manifestado desde la tribuna, en el pleno de la investidura, que “personalmente la gobernabilidad de España le importa un comino”.

Aunque le importara un rábano, que ambas son formas de decir lo mismo y de otras maneras que atesora nuestra lengua, procedería formularle esta pertinente pregunta a la exaltadísima diputada:

• ¿Le importa también un pimiento su sueldo -que no es un comino-?

-... y a escape a todo gas hasta otras algarabías, que no faltarán.

oOo