RICARDO DÍAZ-MANRESA
¡Ay Madrid, qué está siendo de ti!
Madrid ya no parece Madrid porque han cambiado el público y los presidentes. Y la justicia de Las Ventas en el toreo significa que Madrid siga mandando y creando el modelo para cuidar y conservar el toreo. Es el rompeolas de otros males, el muro contra la decadencia, el dique que conserva los valores del toreo. Si se pierde todo esto, el toreo se ahogará.
El mal no viene de esta temporada, sino de muchos años atrás, pero éste se ha agudizado preocupantemente. Algunos dicen que el público es bipolar, que pasa del calor extremo al extremo frío, otros que ignorante porque hay muchos jóvenes que están empezando a aprender (y en Las Ventas hay que venir a sentase aprendido), y que todo ha cambiado mucho porque el público que antes se resistía a pagar precios razonables, pagó en el 23 mucho más, al haberse implantado la libertad de precios para los no abonados) y algunos dicen que la mayor afluencia de público (muy significativa por las cifras aportadas por la empresa) se debe a que los carteles eran mejores, aunque sin estar muy de acuerdo es verdad que mejoraron algo pero no para este cambio, además de la subida del número de abonados, seguramente huyendo de pagar más por la entradas sueltas y libres.
Hay tres cosas que analizar :
1.- La sapiencia, ignorancia y alegría del público para pedir trofeos
2.- La facilidad, dureza o, sobre todo, justicia para concederlos el presidente. Y la formación, afición y equilibrio de estos presidente para saber en qué palco están y qué responsabilidad en esta plaza, considerada como la primera del mundo. Y bien que lo repiten todos.
3.- Y la repercusión que estos trofeos y triunfos antes tenían y ahora puede que no.
Es verdad que se dan muchos trofeos inmerecidos por el griterío y la coacción del público, apoyados porque los comentaristas dicen que siempre hay mayoría y que los presidentes roban orejas. Y un jamón. Mayoría es la mitad más uno. Y no hay ni cuando se les ocurre pedir el rabo. Mayoría significa que la plaza está más blanca que la sierra tras una imponente nevada. Ahora, cuando más, un pañuelo por cada 10 ó 15 espectadores. Los gritos, importantes, no se pueden contar.
Repercusión, cada vez menos. Recuerdo una anécdota sobre Joselito Huerta, que había toreado varias tardes en Cartagena, siendo yo jovencito. Mi padre, muy aficionado, me dijo: Joselito Huerta ha dado una vuelta en Madrid y firmará 15 corridas ya. Igualito que ahora, que Fernando Adrián abre la puerta grande en San Isidro y Beneficencia y no toreó ni en Madrid ni fuera de junio a final de agosto. Un caso raro que supongo no se repetirá. Y Castella, con otra puerta grande, ni explotó ni lo explotaron. Y mucho más duro lo de Paco Ureña, triunfador heroico en la isidrada y sólo 16 corridas en el 23. Y se olvidó la de David de Miranda y la de Francisco de Manuel. Y el triunfo de Ángel Téllez. Bien es verdad que estos tres han repetido y no refrendado, pero ¿interesaron mucho en provincias? ¿ Y los novilleros triunfadores son conocidos?. Sólo dos novilleros suenan mucho: Nek Romeo y Marco Pérez, con Madrid lejano.
Pero hay cosas buenas, por ejemplo el 7, aunque no le guste a Roca Rey y a tantos otros. Y que es criticable cuando sacan la patita a destiempo o son inoportunos, crueles o injustos. Menos mal que alguien está vivo en España y dice algo en un pueblo aborregado, pasota y cobarde dentro y fuera, sobre todo fuera, de la plaza.
Los otros a veces no son público sino fans, o jueces injustamente severos, o fríos o distantes. Bipolares. Público coca—cola con comodidad y diversión, que a lo mejor la ovación más fuete de la tarde es para Florito…
¿Aprenderán o será el Madrid que te ví y no te veré? ¡Ay Madrid, qué están haciendo de ti!