RICARDO DÍAZ-MANRESA

Cómo fue el Juli torero

viernes, 29 de septiembre de 2023 · 08:01

Se va a ir con hechos de triunfador (ahí quedan sus tardes en su temporada del adiós), con la afición intacta y en la edad de una figura con cuerda todavía para más o mucho más. Y con el cariño del público, que lo ha acogido, aplaudido y vitoreado y hasta aclamado pidiéndole alguna vez incluso desde los tendidos que no se fuera.

Y además críticos, cronistas, comunicadores y asimilados llorando algunos a moco tendido como si el toreo se fuera a acabar y otros poniéndolo en su sitio de figura del toreo, que lo fue indiscutiblemente.

Para mí, figura es el que está al menos 10 temporadas en la élite de carteles y ferias, ha triunfado en todas las plazas y con permanente caché envidiable. Pues bien, el Juli, no sólo 10, ni tampoco 20, sino 25 como matador de toros y además, novillero de interés y niño torero de primer orden. O sea, ha triplicado para mí el tiempo para ser considerado figura del toreo. Y pasará a la historia.

ay toreros que empiezan con un estilo y lo van perfeccionando hasta el final. El Juli ha sido torero cambiante, de etapas diferentes, alguna muy distinta de la otra y diferentes todas entre sí.

1ª etapa /Empezó como niño torero y todo lo que hacía encandilaba a todos.

2ª/ Triunfó como novillero al ser siempre ilusionante esperanza.

3ª/ Le valió en su etapa de niño su gran juventud para atraer al público y esa cara de niño la tuvo también como matador de toros.
Entonces banderilleaba y era muy bullidor con la muleta. Daba espectáculo siendo un crío por lo que no era raro que cortara trofeos sin haber dado un muletazo de verdad.

4ª/ Dejó las banderillas, cambió y empezó a torear, o intentarlo, según lo clásico.
Había madurado. Se retorcía mucho por su baja estatura quizá y para alargar los muletazos.

5ª/ La mejor. Técnica, formal y estéticamente.

Sus dos defectos: retorcerse durante bastantes temporadas, como he visto a pocos de los tenidos por grandes.
Y matar deficientemente dando un saltito y yéndose fuera muchas veces.
Sus dos grandes virtudes. Afición, constancia y voluntad por un lado y carácter y espíritu extras para aguantar durante tantos años la presión que conlleva ser figura desde muy arriba.

No fue gran capotero, ni excepcional banderillero, ni perfecto muletero ni buen estoqueador. Pero su figura y su entusiasmo tenían tirón. Redondeaba un conjunto atractivo.

Le echarán de menos porque además detrás no hay muchos relevos.

Seguí al Juli a diario tantos años desde el principio al fin. Siempre.

Te recordaremos Juli.