A vueltas con las peticiones de indulto
La tarde del sábado, mientras cubría para este medio la corrida celebrada en Pozoblanco con Castella, Manzanares y Roca Rey como protagonistas, y con astados de Álvaro Núñez, ha vuelto a suceder lo que tan de moda se está poniendo últimamente.
Sin entrar a valorar estilos artísticos, que da para escribir un libro, Roca Rey se encontró esta vez con “Tortolito”, un toro castaño, marcado con el número 37 y nacido en Marzo de 2.020, que al igual que ocurrió hace unos días en Fallas con “Leguleyo” de Jandilla, se le pidió el indulto de forma clamorosa, que el Presidente, muy acertado en mi humilde opinión, no tomó a bien conceder, para sí premiar al animal con el pañuelo azul, o lo que es lo mismo, la vuelta al ruedo.
Magistral estuvo Andrés Roca Rey ante este bravo toro de Álvaro Núñez, al que cuajó una gran faena, muy larga, llena de profundidad, destacando dos series de ensueño por el pitón izquierdo.
¿Pero por qué no se concedió el indulto entonces? Pensarán nuestros lectores. Para ello, acudiremos al Real Decreto 145/1996, de 2 de Febrero, por el que se modifica y da nueva redacción al Reglamento de Espectáculos Taurinos, en su artículo 83.1, que nos dice, y cito literalmente: “En las plazas de toros de primera y segunda categoría, cuando una res por su trapío y excelente comportamiento en todas las fases de la lidia, sin excepción, sea merecedora del indulto, al objeto de su utilización como semental y de preservar en su máxima pureza la raza y casta de las reses, el Presidente podrá concederlo cuando concurran las siguientes circunstancias: que sea solicitado mayoritariamente por el público, que lo solicite expresamente el diestro a quien haya correspondido la res y, por último, que muestre su conformidad el ganadero o mayoral de la ganadería a la que pertenezca”.
Recordemos que Pozoblanco es una plaza de tercera categoría, por lo que no estaría englobada en este artículo y por tanto existe la prohibición de indulto para plazas de esta categoría, aunque haya reglamentos como el andaluz que sí los autoricen, pero la ley está clara y así lo refleja: “...excelente comportamiento en todas las fases de la lidia, sin excepción…”, y “Tortolito” aunque se comportó de forma extraordinaria tanto en el capote, como en la muleta, apenas resultó estar picado, pues el encuentro con el caballo fue breve, sin una lucha entre toro y varilarguero, por lo que no se pudo observar la bravura y el trapío en una suerte tan importante como es el tercio de varas, circunstancia que podría haber cambiado, o no, el devenir del resto de la faena, por lo que el Presidente, aplicando el Reglamento Taurino de ámbito estatal, actuó de manera idónea.
Lo que más me duele, es que Roca Rey, consciente de todo esto, pidiera explicaciones al Palco de Autoridades con la mirada, llegando a mirar en repetidas ocasiones a un Presidente que mediante señales le pedía que entrara a matar, caldeando aún más el ambiente en el tendido, con la consecuente bronca del respetable a la figura del ya mencionado Presidente tras la muerte del bravo toro.
Y para vosotros, lectores, ¿era “Tortolito” un toro de indulto? ¿O piensan que la Autoridad estuvo acertada en premiarlo con la vuelta al ruedo? El debate está servido.