FIRMA INVITADA
El peligro de los mentideros digitales
En una sociedad global cada vez más avanzada y conectada al mundo digital, vemos que son múltiples las aplicaciones de móviles que permiten acceder y estar en contacto con personas afines a nuestros propios gustos y aficiones.
Estas herramientas llevan años entre nosotros y han supuesto una auténtica revolución a nuestra cotidianidad, pero tan beneficioso es como peligroso, pues no basta más que un nickname falso, o simplemente mantener el anonimato oculto tras una pantalla, para creerte ser el sheriff del condado.
Sin entrar, en esta ocasión no, en valoraciones artísticas, y sin querer ser juez y parte en uno de los temas candentes del mundo taurino actual, he podido comprobar como tras la salida a hombros por la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla por parte de Andrés Roca Rey, el peruano se ha convertido en objeto de linchamiento en los mentideros digitales, siendo algunos comentarios, a mi opinión, salidos de tono y lugar, llegando a ser insultado tras un perfil anónimo.
Exigimos derechos y libertades día tras día, pero no hacemos estudio de conciencia y nos paramos a pensar que detrás del torero hay una persona, hay una familia, hay unos amigos, y que tanto respeto se le debe a nuestro diestro favorito como al matador que menos nos gusta, pues a fin de cuentas, están expuestos a un peligro constante, y muy desgraciadamente, pagando ello con su vida.
Podemos debatir, podemos criticar, es más, debemos hacerlo, pues las críticas constructivas ayudan a engrandecer la Fiesta, pero sin desprestigiar el trabajo ajeno con insultos y opiniones llenas de odio por aquellos “hooligans” que dicen ser aficionados, a su juicio los más grandes y mejores aficionados, a veces, alentados desde círculos cercanos a otros toreros, que no culpo de ello, pero que deben saber mantenerse alejados de este forofismo, pues no les hará bien en su carrera. Pienso que a cualquiera que se pone delante de un toro se le debe un respeto, aun cuando su toreo no encaje con nuestro criterio, repito, se está jugando lo más preciado que puede poseer el ser humano, su vida.
Los aficionados taurinos de hoy somos el espejo en el que se mirarán los aficionados de generaciones venideras, seremos aquellos que llevemos de la mano al público que llene los tendidos en el mañana, y ante todo, somos quienes debemos marcar el devenir de la tauromaquia y de la sociedad futura, una sociedad cada vez más decadente, sin respeto por el contrario, que se oculta tras una pantalla para despotricar, sin reconocer el enorme esfuerzo y trabajo de los demás. ¿Son estos valores los que queremos dejar en herencia a los más pequeños? Reflexionen sobre ello, aún estamos a tiempo de revertir esta triste situación, está a nuestro alcance y estoy convencido que entre todos podremos conseguirlo.