FIRMA INVITADA
Las ferias de Movistar
Por Ricardo Díaz-ManresaRumores con o sin fundamento no tranquilizan a la afición, a esa afición que ha estado viendo desde el sofá de su casa ferias como Valencia, Sevilla, Madrid y Pamplona por ejemplo. Y en otras muchas plazas. Esa afición que pagaba la cuota por una razón común : ver los espectáculos, a priori, más interesantes del año, y también por razones diferentes: por comodidad pura y simple, por edad y no poder asistir a la plaza, por dinero, por falta de tiempo y buscarlo como fuera en su agenda personal, por no poder desplazarse a la plaza elegida bien por las dificultades de distancia, de deberes laborales o precariedad económica.
Así, durante muchos años todo ese grupo y sus circunstancias las han podido ver, pero ahora ¿se acabará? Muchos años, tantos, para terminar así, que Dios no lo quiera. Eran todo beneficios : para el público, para toda la nómina de actuantes, desde espadas a subalternos o auxiliares, que percibían buenas cantidades de dinero, para las empresas que obtenían ingresos importantes y para todos los implicados en los espectáculos televisados en directo. Quizá, como se ha visto, no para todos, porque las plataformas encargadas de ofrecer esas ferias y temporadas se han quejado de dos cosas: primera, que los abonados no eran suficiente para cubrir gastos y hacer negocio y, segundo, porque la piratería era muy grande.
Y ahora dicen que quieren cambiar las cantidades pagadas y someterse a la realidad para huir de la ruina. A ver si lo consiguen. Y quién porque hay una de la que es mejor olvidarse.
Y, claro, tenemos que recordar a Movistar, la que desde décadas ofrecía los mejores toros y toreros en las mejores plazas, sin fallar nunca ni una (olvidemos la de Otoño 2023 y las malas relaciones entre televisión y empresa). Cumplía siempre. Ver las ferias de cada año era cosa segura, lo que daba una gran tranquilidad.
Movistar las transmitía muy bien con imágenes cuidadas y realización muy competente, pero fallaba, y mucho, en algo muy importante, fundamental en una transmisión : los comentaristas. Algunos no tenían ni categoría ni profesionalidad para ocupar esos puestos u echaban para atrás o enfadaban a la audiencia que no los soportaba.
En mis artículos, también los critiqué y no me arrepiento. La empresa Movistar no hizo caso, e incluso fue a peor. Cada grupo o individualidades que relevaban a lo que había anteriormente, hacía echar de menos a los sustituidos. Total, fallo grave.
Al final tiraron la toalla. Porque el negocio no era tal y porque era duro estar y seguir.
Sería un milagro que volvieran tras corregir errores. Necesarios ellos o alguien como ellos. Sin televisión no somos nada.