OPINIÓN

Lo inexplicable de un valiente con arte

miércoles, 1 de agosto de 2018 · 13:51

Extraña elevación de lo absurdo cuando la insignificancia amansada del toro hace olvidar por completo la relevancia del que se pone delante. De quien necesariamente necesita expresarse con su arte para ofrecer al mundo la verdad del toreo. Descarada engañifa valedora para dejar sin valor incoherentes decisiones que confunden a quienes esperan pacientemente la hora del descubrimiento. El hallazgo de un torero que abandonó por desgaste y volvió sin irse para encontrar su acomodo en plazas de segunda con toros de tercera. Un caos inexplicable de un valiente con arte que tiene todas las posibilidades de hacer mucho más de lo que hace: derrotar la mentira.

La desvergüenza se hizo presente en la plaza de toros de Cuatro Caminos la tarde del pasado 27 de julio. La impresentable corrida de la familia Matilla sumó más desconfianza en quienes, y no son pocos, se sienten profundamente seducidos por el toreo del genio de La Puebla. Referencia viva del arte al que le está siendo muy difícil dar satisfacción al alma y los sentimientos con esa sedación de emociones que es su obra dicha y hecha en el ruedo. Objetivo a alcanzar ciegamente que se le resiste una y otra tarde ante la santa paciencia del sufrido aficionado. Lo de Santander ha sido el fiasco que marca la crónica de una temporada que va pasando sin triunfos resonantes. Ni fu, ni fa.    

No dudo que Morante quiera hacer historia en la plaza. Pero es imposible hacerla con algo tan sucedáneo, perjudicial y triste como los toros de Matilla, que lo único que le acarrea, a él y a los que van con él, es la desvaloración del propio toreo hundido en funesta polémica. Y sabiendo todo esto ¿por qué sigue con planteamientos equivocados? ¿Cuál es el motivo por el qué eligió, elige y seguirá eligiendo reses tan calamitosas, vacías e inválidas? Maniobras y cabildeos de menguados horizontes que no satisfacen expectativas.

Ah, y a la vez lo inimaginable: Simón Casas organizará la próxima Feria de Otoño en Las Ventas sorteando a toreros y a toros. Que la suerte decida qué ganadería contratada ha de lidiar cada diestro acartelado. Sin preferencias. Sin exigencias. Otra historia. Lo soñado. Aunque sólo sea para un otoño, sin figuras, en Madrid.   

 

 

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