MANUEL VIERA

La genialidad de Albert

miércoles, 18 de diciembre de 2019 · 07:21

Es verdad que no es nada fácil hablar de pintura. Y más complicado aún hacerlo de una obra de arte en concreto sin ocuparse de lo que evoca al presenciarla. Y a mí lo que me sugiere la “obra maestra” de Albert Oehlen, que ha de publicitar los toros en la Maestranza de Sevilla durante la temporada de 2020, es el pintarrajo de un niño de infantil en clase de plástica. Ni siquiera me provoca rechazo esos serpenteantes trazos de color negro sobre la superficie de un pitón gigantesco de color anaranjado.

Indiferencia ante una imagen que no siempre afirma lo que parece decir. Como si entre el arte y el gusto de quien lo mira existiera una barrera infranqueable. Y es que, si se observa el trabajo del cotizado artista, la figuración de lo deforme no incita al agrado y sí a la desestimación de una figura controvertida de un torero más allá de lo abstracto y lo extravagante. Marcas irregulares que retratan una supuesta fantasía delirante y absurda.

Por otro lado, la peculiaridad de la pintura del Oehlen genera en quien lo ve más confusión que acierto. Y aunque el arte la suscita, no hay duda que la genialidad del pintor alemán no consigue ese impacto inmediato y necesario sobre el destinatario que, a la vez, le parece engañosamente simple. De hecho, lo que se ve es lo que hay. Nada sugerente ni atractivo. Una creación con criterios artísticos de escasa capacidad para hacer reaccionar a una gente, la del toro, poco propicia a nuevos lenguajes o experiencias expresivas.

Es evidente que el cartel de toros no es ya un simple comunicado informativo, sino una manifestación más de continuidad artística más allá del ruedo de la plaza. De talento en la calle. Sin embargo, debe ser también algo más que una prestigiosa firma con el principal objetivo de ampliar una historia de arte que la Real Maestranza de Caballería hace bien en seguir completando.

 

24
9
20%
Satisfacción
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Esperanza
70%
Bronca
10%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia