MANUEL VIERA

La preocupante interrogante de una gran Feria de Abril

De nada valdrá la abundancia de una feria de primeras figuras, e ilusionantes toreros, si el que desempeña el principal papel en escena, imprescindible para hacer el toreo y provocar la emoción, se debilita y se para
miércoles, 27 de febrero de 2019 · 07:04

Pocos se sentirán insatisfechos pese a ser cierto que falta algún nombre injustamente olvidado. Faltarán algunos para algunos y sobrarán otros para otros. Quizá se echen de menos dos, tres… pero los suficientes para hacer coherente la incoherencia de la ausencia. Quizá, porque los habituales compromisos siguen yendo por delante de los deseos. Y lo injusto hace sólo notable lo sobresaliente. No obstante, nada le quita un ápice de importancia a la extraordinaria Feria de Abril. Al interés de unos carteles que quedan en la frontera de lo eminente. Con ellos se vislumbra un gran ciclo y una importante temporada en la Maestranza.

Sin duda, la totalidad de las combinaciones son un caro regalo con brillante contenido. Una excepcionalidad con el claro objetivo de repescar al abonado. De anularle la posibilidad de escoger sólo exclusivas corridas de relumbrón. De convertirlo en razón interesada por la indiscutible calidad de una feria planificada de lujo desde el primer festejo hasta el último. Planteada así, cada una de las corridas de toros anunciadas incita a la asistencia a la plaza sin excusa. Sentido, consistencia y nivel para unos carteles con las que se quiere intensificar la recuperación del número de inscritos a la totalidad de la temporada de toros en Sevilla. Es lo que dan a entender, porque el toreo aflora en cada una de ellos por los cuatros costados. Sobre todo, por esas combinaciones abiertas a la participación de las figuras con esos otros toreros que ha resurgido en la última temporada, junto a los jóvenes emergentes dispuestos a conquistar la cima. Lo necesario para que el creador de arte y el consumidor consigan el entendimiento en el que se equilibran los gustos.

Otra cosa es que el toro, tan repetitivo en su encaste, se preste a tan ansiadas expectativas. Ese otro protagonista de la Fiesta marcará diferencias entre lo pretendido y lo real. De nada valdrá la abundancia de una feria de primeras figuras, e ilusionantes toreros, si el que desempeña el principal papel en escena, imprescindible para hacer el toreo y provocar la emoción, se debilita y se para. Volverá, entonces, a deshacerse el deseo y la realidad se presentará incomoda. Es esta la más preocupante interrogante de una Feria de Abril para soñar.

23
3
30%
Satisfacción
30%
Esperanza
30%
Bronca
0%
Tristeza
10%
Incertidumbre
0%
Indiferencia

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